166b. (El) tiempo de los abrazos.

En la primera captura dice “no se siguen mutuamente”. Hubo un tiempo largo en que sí, y fue él quien lo hizo primero… y llegó un tiempo en que fui yo quien tuvo que dejarlo, alrededor de mediados de noviembre del año pasado; cuando se dió cuenta que eso había pasado, en enero de este año, lo dejó también. Siguió un poco más espiando, esperando no sé qué, mientras se acumulaban semanas de ese visto… Dice que ya son 30.

https://drive.google.com/drive/folders/16h6elLTl28X2w9qFJU7PcQa7i2Ca-RjY?usp=share_link

166a. Intermission 2022 (mayo06-29)

sobre la noche del 25 de septiembre, 2022… El día que paré de escribir aquí. hasta hoy.

“El lugar de los abrazos”.

«Falleció en los brazos de su amada»… La verdad es que sí, ese día se murió y yo me quedé con una persona completamente extraña. Pero no es de esto de lo que voy a hablar ahora, bueno, un poco sí. Otra persona más, pero la misma historia de muerte y defraudamiento y mentira, con una cara más, pero la misma. Creo que ya es hora, para salir de ahí, de eso. Es mayo.

Como los sueños, esto es un tríptico; el conjunto de un hilo de mensajes destinados al despojo completo de sentido, una noche equívoca plagada de falsas señales -menos una- y una historia previa que no tenía otro propósito que desaparecer o mantenerse como una memoria cálida pero desconectada, de no haber sido por esa “intención” (perversa) de volver a aparecer.

Porque así fue, volviste a aparecer, no sé si antes incluso de hacerlo claramente en perfiles falsos probando terreno. Al parecer no hubo ningún terreno, pero igual lo hiciste… Aunque recuerdo muy bien muchas cosas porque mi actividad en ese lugar es bastante limitada, mis “contactos” más bien pocos, no podría decir la fecha porque para mí fuiste una aparición curiosa, sí, algo misteriosa, pero no particular, para nada; simplemente no te reconocí. Las fotos de perfil suelen ser engañosas y no importa lo poco o mucho que se les haga, no son como los otros fácilmente pueden recordarnos, a menos que nos tengan seriamente en el recuerdo; otra cosa que ayudó al desconocimiento fue que no tenías tu nombre “real” ahí, por ninguna parte… “Red flag”, “red flag” pensaría ahora, pero en fin, en ese momento sólo pensé -un compañero más de la U, de artes, curioso porque no es de mis conocidos…- pero por alguna razón me caíste bien, por alguna razón creí en esa sensación sencilla de cercanía y en que te parecías a alguien, -no a vos mismo pero a alguien- que de repente podía recordar en algún momento, y por eso, al ser informada de que me seguías, te seguí. Con algo de curiosidad, igual, por lo del nulo recuerdo, e igual se me pasó rápido porque mi regla de la importancia de la interacción “real” con las personas que están en ese lugar siempre ha sido la forma de sostener esa verosimilitud frágil del sentido de usar una red social. No seguí pensando en vos como no sigo pensando en la mayoría de personas desconocidas que aparecen por ahí, y eso no habría cambiado de no ser porque vos, y sólo vos, empezaste a hacer algo para que empezara a pensar en eso. Y de todas maneras eso no pasó sino un largo tiempo después, casi un año después de que aparecieras, sin ninguna intuición de mi parte. Fuiste vos.

Me imagino que sobra del todo tanta aclaración sobre quién hizo todo, -la perversidad no niega su intencionalidad ni su accionar en las cosas, porque eso no mella en nada que salirse con la suya, tomar el control, demostrar el poder así sea a través del engaño es su único objetivo-. ¿Es siempre a través del engaño? no sé. Pero si hubiera estado más atenta a la repentina ansiedad que me causó el primer, en realidad segundo acercamiento, por lo menos habría tenido la precaución de pensar que no sólo las buenas intenciones se toman esfuerzos y hacen cosas fuera de la norma; es más, son fácilmente trastocables con las otras. Para hacer un cuento largo corto, después de estar revuelto entre la pequeña multitud de apariciones de instagram, después de que nunca mi memoria recopiló tus datos, habiendo pasado una pandemia llena de solicitudes legítimas y no tanto, ofrecimientos ambiguos y no tanto, a la red se le ocurrió el ejercicio en principio inofensivo de crear “reacciones” y “likes” dentro de las historias. Como para ese tiempo instagram había sido mi única fuente de interacción profesional y personal yo estaba muy acostumbrada e incluso agradada de la interacción superficial que permitía, abriendo camino a conversas cortas y muchas veces insustanciales pero que me daba una idea de lo que ciertas personas, en ciertos momentos, podían tener en mente con respecto a mí… Y así, de repente como apareciste, empezaron a aparecer algunos corazones, luego quizá una que otra reacción de tu parte; eso renovó mi curiosidad, pero seguía sin reconocerte. No me emocionaba como cuando venían de personas que sí conocía, pero logró eso, capturar algo de mi atención. Y entonces vi tus historias y parecías una persona completamente distinta con tus fotos de Bogotá -amada, odiada, temida- y música que si no hubiera sido por lo natural que te fluía con las imágenes, sólo podía hacerme pensar en un esnobista.

Sin ningún atisbo de mentirosidad puedo afirmar que la razón de mi interés entonces fue que había un encanto, una verdaden esas imágenes. Era como entrar en otro mundo, no en las tonterías sino en el corazón de otra persona que se abría con sinceridad. A estas alturas pienso que esa es la única pregunta que me queda, en todo caso la única pregunta que me habría interesado que tuviera respuesta: ¿Cómo la mentira puede revestirse de tanta y tan pura sinceridad? Bueno, de pronto tengo la respuesta fácil a la mano, la que uno no se quiere dar porque igual viene de uno, no de quien debería responder, y es que siempre es fácil para el corazón encontrar afinidades artificiales entre la persona y sus imágenes. Tus imágenes eran algo que vos quisiste mostrar a ese reducido lugar de tu cuenta privada, con pseudónimo y algunas escasas fotos de tu cara que nunca se me ocurrió espiar sino hasta bien avanzada la historia, y para comprobar que habías sido vos todo el tiempo. Igual en mis cortos y repentinos chequeos de tus fotos seguía con el inconveniente de que no te recordaba como estabas ahí. Tus imágenes, como suele ocurrir también con frecuencia, no necesariamente eran vos. Fueron la parte de vos que me habló.

Y de todas maneras, no pensé nada, no sentí nada, no habría sido nada nada de esto y continuarías vos ahí, en mis “contactos”sin mucha consecuencia de no haber sido porque, un poco por accidente, pero mucho más porque del accidente tomaste la oportunidad, finalmente las interacciones de emoticon y de likes a través de las historias se convirtieron en un par depalabras ambiguas y concretas, así como vos mismo. [Miento; si hubo “algo” antesito, un temor, una zozobra de lo inconveniente que resultaba tanta curiosidad tan repentina por nada]. Todo lo anterior era solo una forma de contextualizar, de pronto un poco inefectiva pero bueno… Supongo que esta vez, como la primera primerísima vez, la mezcla concreto-ambigua tenía el fin de hacer que todo fluyera de mí aunque el perpetrador fuiste vos, todo el tiempo; aunque te concedo que el momento 0 lo gatillé yo, en mi afán de comprobaciones absurdas de lo que supuestamente me dicen “las imágenes”… Y en beneficio mío diré que igual yo no me tomo molestias si no he recibido “señales”. Por eso no intenté siquiera ninguna cercanía a las tuyas de ahora, tan profundas, tan cautivantes, tan esnobistas, porque en todo caso un corazón y un fuego ante las mías tan shallow, tan flashy, tan self-centered (tan en inglés, con música tan que sólo me interesa a mí y si no te gusta no veas ni oigas y lo siento por hacer pensar que son públicas) nunca fueron, nunca serán suficientes para decirme nada más que sobre tu desparche.

Si no fuera por el accidente, todavía estarías entre mis “seguidos”, sin mucha pena ni gloria, con ese cariño bobo, desidioso y totalmente desinteresado que se le tiene a las personas que no se pueden resistir a ver mis historias, con los buenos 4 o5 minutos que pueden perder para nada. Porque ese es el punto, hasta ese punto tus reacciones, creyeras lo que creyeras, eran”para nada”; igual que yo confiaba que eran las mías para tus historias, porque a fin de cuentas, vos segías siendo un extraño. Hasta agosto. Y es que la paciencia del stalker, del que se siente dueño de situaciones y de personas por un desajuste celular y de los astros, es infinita; nunca me habría imaginado, y este nunca no es una hipérbole en tal caso esta vez, que después de alrededor de un año de mirar a la distancia, distancia que de pronto esperabas que fuera yo la que rompiera, un poco en la confianza de que “te recordaba” (cosa que nunca pasó hasta ese momento y que no habría pasado si vos no hubieras hecho algo alrespecto así fuera por accidente, y en fin, lo que dije es sí un poco especulación, nunca sabré qué fue eso que te dio la confianza definitiva, y cuál era, en realidad), finalmente algo pasó que me hizo “recordar”. Abrupta y bastante incómodamente, fue una sensación a la que debí darle toda mi atención, más que a tus palabras. Porque me decía que algo no estaba bien, que me hizo sentir mal, me hizo verificar demasiado temprano, mucho antes de que todo (re)comenzara, que había algo muy raro, muy malo ahí.

Sin juicios de valores. Malo porque había un trasfondo completamente contrario a las imágenes. Un trasfondo de insinceridad, de cosas veladas con pretensión de misterio pero que podían ser algo más simple y muy desagradable, muy sucio, que era una intención de encubrir; tu vida, tus juegos, tus intenciones. Igual supiste aprovechar el timing de la sorpresa incómoda y aunque el mentiroso siempre duda de los demás, aprovechaste incluso la confusión que te estaba diciendo que tenía a tu favor. De pronto me estoy adelantando y rompo toda la incógnita usando de una vez palabras duras y juzgadoras como mentiroso. No me importa; esto no lo estoy escribiendo con ánimo de relatora siquiera, lo escribo porque así tomo en mis manos las respuestas que los mentirosos nunca darán. ¿Es un mentiroso de entrada el que publica una foto a media cara, el que da descripciones con enredos poéticos o juegos de palabras, el que usa un nombre falso en su perfil? No necesariamente. Es un mentiroso el que hace uso de las contradicciones para hacer incurrir en el error a otros. No me interesa saber qué tanto de lo que dijiste fue verdad o mentira (de poco valdría primero, porque ya no me interesa siquiera evaluar tu honestidad, segundo porque para el asunto lo que no era mentira eran confusos y poco hábiles cúmulos de palabras-discursos sin mucha profundidad ni significado); lo que me interesa es poner a colación lo fácil que es, lo peligroso que es hacer incurrir en el error como vos lo hiciste, intencionadamente. Tengo suerte de que no esperaba mucho, a la verdad poco menos que nada de esto que se fue urdiendo aquí. Pero eso no significa que no tenga bien presente tu responsabilidad sobre las consecuencias, siempre imprevisibles, en una vida. Así para vos la tuya valga tan poco. Como para haber armado semejante mierdero por nada, por orgullo, por inseguridad y falta de amor propio y buscando validación en donde nada se te ha perdido, por trauma, por sentimiento de inferioridad. Qué lástima.

Las palabras fueron, para una historia de pelo suelto y letras en inglés bastante cargadas -poco cercanas a tu gusto comprendo ahora pero igual utilitarias en ese momento- “Tras los años, (las) palabras”. No tengo el recuerdo literal, palabras más o menos era una traducción bastante perturbadora, casi con visos de lectura de la mente -también ahora sé que lo que era es la obvia claridad de un perpetrador haciendo uso de los “acontecimientos” y asumiendo de lleno que todo gira alrededor de él-. Unas horas antes habías publicado al fin una imagen “real” de vos, bueno, habían publicado -vos solo la compartías como historia-y me enteraba leyendo en la publicación de tu nombre, de algo de lo que estabas haciendo. Fue shockeante no porque nadie tenga el deber de ser lo que su aburrida y prosáica y protocolaria vida es trasladado literalmente a una red social, sino porque de repente me enfrentaba a una pérdida de memoria, a una jugarreta de mi propio cerebro con una persona, lo que me hizo conectar de manera inmediata con mi propio trauma. ¿Pero por qué? Y en esas preguntas, en realidad serias y hasta saludables fue cuando tu respuesta a mi historia volvió sin dar tregua a trastocar todo el ordenamiento que estaba intentando realizar. El problema hasta ese momento no era tuyo -sería ridículo y loco querer responsabilizar a alguien por una sensación que solo le atañe a uno mismo -pero por alguna suerte de “intuición” perversa vos supiste capitalizar ese momento en un beneficio que todavía, quizá nunca llegaré a entender que quisieras obtener. Yo simplemente trataba de distraerme de esa disonancia inicial que estaba viviendo de ver que me habías seguido por casi un año sin que yo pudiera por un segundo advertir que eras vos, con nombre y apellido. Y bueno, el malestar de esa laguna de mi memoria se agrandaba por otros asuntos que no tienen que ver directamente con vos sino con el malestar global de mi experiencia en Bogotá, la incomprensión de toda la vida con la gente y sus formas malvadas de vivir. Y por qué yo seguía sintiendo apego por un lugar que sólo me había dado sentimientos miserables a cambio. Se reanudaba la confusión.

Hace alrededor de 8 años ya tuvimos nuestra primera interacción, y aunque siempre me pareciste raro, complicado (supongo que así nos vemos unos a otros, sobre todo entre hombres y mujeres la mayoría de las veces) no podía negar que me caías un poco más que bien. Haya sido por mis carencias o porque genuinamente tenías algo que me conectaba con vos, entraste en mi radar pero como dije ya, como siempre diré, nunca eso es suficiente; y por eso no fue suficiente para que pasara todo el semestre de 2014, arte y poder, sin que fueras más que una curiosa aparición con muy particulares momentos realzados por el hecho de la complejidad de la clase y que estaba allí un compañero muy especial, con el que sí existió una conexión casi de familia (quizá porque su carácter era ese mismo tan cercano a mí de la hermandad cuidadora de nuestro lugar de origen, Pasto) al que por oposición le caías un poco más que atravesado. Yo notaba eso y eso me hizo hacer deducciones un poco simplonas sobre las razones por las que eso pasaba, y como uno tiende siempre a hacer me enfoqué más en supuestos acerca de vos que de él, dado que eras vos el “extraño” y de vos poco podía deducir más que a través de frágiles relaciones de palabras y reacciones -las tuyas siempre misteriosas, como comprobaría después-. Hasta este punto y un poco terminó siendo la cosa como usual en mi -mala- experiencia, la que terminaba “haciéndose videos” era yo.

Pero todo habría terminado ahí, en la imaginación -como al final fue el sino para mi con vos- si no hubiera sido por el desastroso final de 2015, el derrumbe de un plan que terminó siendo sólo mío y que me quiso sumir en la más profunda miseria. Para salir de ahí eché mano a todas las excusas, humanas y no tanto, y en ese momento mi memoria, trastornada, me empezó a mostrar imágenes de escape, y entre ellas reapareciste vos. Recordaba sólo tu amabilidad, tu distancia cordial, y me pareció suficiente. En este punto es donde siempre voy a ser la culpable, y la verdad no voy a reñir con eso; suficiente tengo con asumir que conocí la ansiedad de las malas relaciones de los dos lados, el del que sufre como el del que inflinge sufrimiento; creo que toda persona lo ha vivido así, y el punto es el reconocimiento; a mi favor tengo que decir que nunca fue conciente cuando hice sufrir, fue una consecuencia desbocada de mi propio sufrimiento. Cuando me acordé de vos quería a toda costa borrar las memorias dolorosas de Bogotá y pintarlas de esa luz buena y bonita de las cosas y las personas que me habían hecho sentir bien, y no me pareció irrespetuoso ni descabellado entablar conversación -via mail que era lo único que tenía en ese tiempo, institucional para empeorar el panorama- con vos. Ya lo había hecho, nunca hasta ahora me pareció cuestionable -ahora que tengo todas las malas experiencias y que aunque mantengo mi creencia de que los humanos deberíamos ser capaces de comunicarnos con libertad entiendo que nadie tendría por qué entender y asumir las cosas de la manera diáfana y absurda en que yo lo hago- y por eso mismo, con palabras moderadas, dejando atrás mi “estilo”particular tan incomprendido y de resultados casi siempre nefastos en mi experiencia reciente, te saludé y te invité un café. Muy gracioso teniendo en cuenta que no me gusta el café y que no sabía bien para qué quería hablar con vos ni verte, de pronto si una necesidad muy del momento de sentirme competente, de poder entablar una relación cercana con alguien, de poner a prueba mis emociones.

En todo caso, no eras un conejillo de indias. Eras una persona que sin mucho había merecido mi interés y mi confianza. Un interés y confianza un poco nebulosos como era todo en mi mente y mi corazón en esos momentos pero nunca hubo segundas intenciones, ni malicia. Una ternura un poco bastante ingenua por todos esos recuerdos que tenía de vos, actuando de maneras raras -mi debilidad-. Como siempre estuve, y tuve que estar más aún conciente de mi diferencia de edad con la mayoría de mis compañeros -entré a artes 10 años después de graduarme, después de haber intentado en vano cumplir con los designios de mi papá- no podía sino evaluar todo como ternuras, como formas raras de la gente muy joven de hacer las cosas; no podía pegarme un cartel advirtiendo, pero hice todo lo posible por mantener distancias respetuosas que dieran cuenta sin decirlo de las diferencias, y sin embargo también había en mí una rebeldía con respecto a tener que cuidarme tanto de todo y de todos cuando en el fondo para mí la conexión siempre había estado más allá de las convenciones sociales, mientras se mantuviera el respeto y el cuidado de la dignidad del otro. Por eso nunca hice mucho por acercarme a nadie pero decidí no evitar compartir ni sentir con esas personas con las que conviví casi 7 años de mi vida en la universidad; mi sorpresa al cabo de ese tiempo fue ver que para la mayoría, todo habían sido simulacros de convivencia y de pronto y las diferencias sí habían sido muy fuertes, se había tomado nota de ellas y con amabilidad la mayor parte del tiempo yo había sido excluída de esa particular existencia. Y en todo caso, ingenua para unas cosas, bastante curtida para otras, nadie me puede engañar sobre lo que pasó, no socialmente, sino con cada uno con los que algo pasó, en cada momento en particular. Como vos, por ejemplo. Cuando te escribí, claro, la que entablaba el inicio de ese contacto era yo. Fui yo con mis recuerdos de lo que pasó en esas contadas horas de clase en los entretiempos, los momentos de discusión y sobre todo la salida; la verdad no pasó mucho, pero sí cosas muy curiosas. Como que siempre supe que la mayor parte del tiempo andabas muy distraído o muy concentrado (según) en algo que terminé por concluir que eran drogas (hubo reacciones tuyas que me hicieron pensar en síndromes de abstinencia); que no tenías ninguna fijación particular en mí, que igual le ponías atención a muchas personas y cosas, sino hasta el momento en que algo te fijaba -en particular el día de la exposición en que no sé si las rayas de la blusa o mi acento pastuso o la combinación de estar al frente por única vez y todas las anteriores te dieron una perspectiva de mí que te sacó una sonrisa- (igual de pronto estabas acordándote de otra cosa y eso nunca lo sabré, lo que sé es que no se me escapó y la tengo en la memoria). Me acuerdo que J te tenía entre ojos y hasta dijo algo de vos aunque igual él era también cordial y el día en que nos tocó sentarnos juntos a discutir sobre una propuesta cultural los dos hablaron mucho sobre los carnavales y su gusto por ellos -que me costaba compartir la verdad- y vos por primera vez expresaste esa luego insistente idea de venir a Pasto. De pronto era Pasto tu obsesión, no sé, me parecería super rara pero raro eras, y no me fijé… J me lo dijo un día que estábamos por salir y me paré en frente de él, que casualmente estaba en medio y vos estabas como parado cerca de nosotros pero atrás no sé si saliendo de una silla contigua, te quedaste un rato parado y yo te miraba con algo de risa porque estabas muy raro como con un temblorín y yo hablaba con J y me pareció que me estabas mirando demasiado pero al fin no dijiste nada y te fuiste como corriendo… Algo que repetiste 8 años después en un bar de galerías, lugar al que nunca pensé que iba a llegar, menos con vos. Ese día tenía un vestido verde agua y un top con olor a menta que se le había regado a mi hermana, lo que hacía el top extrañamente atractivo. Como también fueron mis botas de caucho con print de flores exhalando el aceite de menta en su máxima expresión, tanto que tenía los pies adormecidos y ya me estaba dando miedo, no sólo de lo fríos y entumecidos que los sentía sino de las estrambóticas reacciones que el aroma estaba causando en las personas, especialmente en vos… Creo que eso fue el mismo día de la charla en grupo. Me dio mucha risa ver que al parecer ese aceite había sido como un embrujo olfativo, pero bueno, luego de ver con más frecuencia tus temblorines pensé que de pronto y era efectivamente síndrome de abstinencia. No sé de qué, pero sí, más bien. Luego se repitió con el top, y ahí la dificultad de identificar cuál de las dos cosas era permaneció. Y no seguí tratando de entenderte, ya J me había hecho sentir demasiado rara con eso porque siempre se interponía entre vos y yo, como detectando algo que por lo menos de mi parte no era… Hasta el correo. En el correo hice la apuesta por descubrir qué tanto de los aceites aromáticos, qué tanto de un interés genuino por acercarse a una persona podía haber, en mí, en vos. Preferí escribirle a alguien con el que había interactuado y que me agradara, eso fue todo. ¿No tan raro, verdad? no tan raro como ser tan social y al mismo tiempo tener tantas reacciones alérgicas y producirle a otros espectadores tantas alergias inexplicables. pero J, en su infinita, familiar cercanía, ya me estaba advirtiendo, 8 años antes.

Por eso mismo, por toda esa memoria selectiva fue que te escribí, y que ocho años después me contrarió tanto no haberte recordado. Ahora diré -por algo era-, y sí. Aunque todavía pasó un poco más de tiempo desde el final de la cursada, unos cuantos meses. Hasta diciembre de 2015. De pronto mi cuerpo quería recrear todo eso que fue un poco mi salvación del momento hace tantos años, este nuevo diciembre; el que nunca fue. No sé por qué siempre te interesó tanto que te reconociera, que cuando te viera existiera una acción de reconocimiento por mi parte. Fueron momentos muy específicos y pocos, pero siento que así fue. Como ese día x de 2015, en que después de no habernos visto un montón llegaste a esa oficina de papeleos en la U y yo estaba con R y J y fue él el que empezó a mirar hacia donde vos estabas, con unos amigos, como respuesta a todas las veces que miraste hacia acá. ¿Por qué siempre eran otras personas las que me hacían notar una supuesta insistencia tuya? No sé. Lástima que en instagram todos esos avisos se pierden, el celular no me puede informar de esas cosas que las personas a mi lado sí. En todo caso todas tus intenciones quedaron sin consecuencia. Sólo la invitación convirtió eso en “algo”. Igual que ahora. Como para dejar por sentado que siempre es culpa de los que quieren ver más allá de lo evidente. De la desidia, de la falta de intención dentro de la intención. De la pobreza emocional. Salimos y me dio alegría, y se lo hice saber a R y a C ese día en la plaza Che, que “(eras) lindo”, como te recordaba. Me alegró que, pese a lo rarísimo de la salida -no me esperaba terminar metida en la casa de un tercero completa y ciertamente extraño- me sentía cómoda y hasta segura al lado tuyo, tanto como para no paniquearme de pasar horas oyendo música, esa tuya rara en la sala de un señor x que no tengo idea quién sería porque ni siquiera nos presentamos bien, luego de tomar café con otros señores que ni idea pero que eran muy graciosos y amables y que pintaban una imagen bastante peculiar pero hasta interesante, bonita de lo que vos eras ahí, tan antento a lo que dicen personas mayores, con planes tan poco comunes… Y a la salida poder conversar tonterías y cosas serias y que me mostraras sin mucho protocolo lo que te interesaba, los libros, la música… Luego (otro “red flag” para los que vivimos en el terror) abrirse de repente a decirme sobre tu papá, con el que vivías… Es verdad que yo te había dicho algo, sobre mi hermano específicamente, pero no sé, como una forma de explicar que en ese momento no pensaba en muchas cosas sino solo en mi familia, más en él, y que el libro era por algo estrictamente relacionado con eso. Me gustaba que todo te sacaba una risa y que no parecía haber contradicción alguna, y me daba una tranquilidad descomunal que vivieras una vida rara pero sencilla. El momento de transmilenio, sí; me pareció alentador incluso que no tuvieras rollos, al menos no evidentes, con el dinero; que pudieras compartir, dando igual que recibiendo; que no tuvieras los gustos para mí extravagantes de la mayoría de mis compañeros. De pronto claro, aquí pesa decir algo que no se ha dicho, que vos no eras de mi misma carrera, una carrera que tarde pero bien claramente comprendí lo elitista que era; no era que no lo sospechara ni que no me lo hayan dicho, pero en la nube de haber ingresado en esa carrera, en esa universidad, me costó admitir, varias cosas. El horror que me produjo imaginarme salir con la primera y última persona a la que le escribí también, era de artes, te comento, y aunque me dijo más o menos claras las cosas, cosa que no me agradó de a mucho y con toda razón (para él y para mí), un día como para salir de dudas me hizo algo como una invitación informal, pero en vivo y en directo, a ir a comer, a bailar… Y yo empecé a salir corriendo en mi mente, unos días antes que él mismo que no le veía mucho sentido a los jueguitos de palabras por correo (hoy le doy toda la razón, con todo el pesar de la mala experiencia grabada a fuego y golpes en la cabeza y el corazón, tanto que es como mi arquetipo del desastre).

De tu papá me hablaste, de que vivías con él por ahí casi cerca de donde yo vivía, y me pareció conmovedor porque fue el único momento en que tu semblante y tu tono general cambió… Creo que ese fue el semblante y el tono con que llegaste, 7 años después, a la entrada de Galerías, el que hizo que por un momento muy breve pero muy intenso quisiera retroceder, como ante el encuentro de un completo desconocido. Te vi y no eras la persona que creía recordar. Eso debió haber sido suficiente. Ya a esa hora de la noche en trasmilenio había sentido que era un alivio que hubiéramos podido compartir sin ninguna expectativa de nada, que pudiera bajarme sin querer continuar con ese “encuentro” furtivo de ninguna manera. ¿Por qué quise forzarlo tanto tiempo después? Me lo atribuyo porque no creo que me haga ninguna justicia atribuyéndote a vos nada de afecto ni emoción verdadera; el semblante de esa despedida de 2015, de ese saludo de 2022, son el único verdadero que debo reconocer de vos en adelante. Me bajé del transmilenio y no me acuerdo cómo me despedí ¿beso en la mejilla, solo abrazo? (tampoco puedo acordarme ahora de cómo fue esa última vez en galerías) pero fue un alivio que no tuviera que pensar en invitarte a mi vida. Creí que esa era la mejor forma de ser justo, conmigo, con vos, y que vos hacías lo propio. Por eso no me cargó que en lo sucesivo pasara lo que ya era una práctica común en vos, no decir nada, decir mucho sin decir nada, no contestar. No sé cuánta interacción tuvimos después por correo, yo te agradecí, vos respondiste con amabilidad y sin esfuerzo, te invité a alguna cosas más, las muestras de trabajos de grado, vos también me dijiste que la inducción a los primíparos (tenías una vida universitaria muy activa según lo que pude ir viendo en esas pocas interacciones del correo), al final yo estaba en Pasto y reapareció tu interés por venir algúndía, en fin (esto no lo recordaba, simplemente está ahí, para releer); no me volviste a decir nada y en enero volví a la U muy poco pensando en vos ni en nadie más que mis complicaciones, en terminar la carrera, inscribir el trabajo de grado, desechar lo malo… Y te volví a ver mientras estaba estirada en el piso en un salón de en frente o al lado del 210B tomando una foto contrapicada de C. Me saludaste por mi nombre, -Hola Mónica- (tengo ahora una memoria audible clara de eso, también se puede reescuchar) y fue la primera vez que sentí claramente una incomodidad, un malestar. Pero asumí que era mi trastorno de estrés postraumático, instigado por cosas por fuera de vos y de tu obvia desidia en aparecer sin decirme luego de que yo misma te ofrecí que visitáramos la muestra. Era sábado, seguro ni te imaginabas que yo iba a ir; tenías cara de sorpresa y aunque fue descolocadora la situación -vi eso en la cara de extrañeza de C ante mi balbuceo de un hola sin acción posterior- vos seguiste, y solo puedo decir que me imaginé que te habré hecho sentir mal, tan mal como para nunca volver a decir nada. Jamás. Y otra vez fue un alivio. Verte con tristeza de vez en cuando -la tristeza de sentirse culpable por un supuesto mal-estar del otro- porque yo tampoco te dije nada más nunca, y saludar por cortesía y pensar que algo había en tu cara de apenado, de triste -eso mismo que me dijiste cuando ya no tenías más cara que ese medio retrato en la pantalla a blanco y negro sub-titulado Jxxx Jxxxx (semi-veraz) “sin saberse de-mediado” flashero para que no quedaran dudas que esa cuenta no era una joda para ligar nomás, sino una expresión de vos, de tu ser. Eso de que te sentías adolorido perpetuo acerca de no poder “algo” adecuadamente con respecto a sostener una conversación, una expectativa, una relación -ni siquiera de complicidad, de montar transmilenio o un taxi para desaparecer- sabiendo que nadie estaba hablando de nada serio (¿te pregunté si tenías a alguien, si querías algo?), que nadie estaba esperando nada (¿te dije que quería algo de vos en particular?) que para relaciones nadie se conforma con saber tu nombre de instagram… (¿acaso alguna vez pareció como que estaba tratando de asegurarme de algo tuyo como tu procedencia, tus afectos, tu proyección de vida?) Y no puede haber un interés más tramposo, más fácil de confundir con el desinterés, como el interés genuino en la persona desnuda, su ser.

Ese era mi interés en vos. Y yo confundí el tuyo con ese mismo, cuando era justamente el otro, el des. El de un perfil falso pero con todos los juguetes para pasar por muy limpio, muy honesto y verdadero. Todo el bajo perfil que se necesita para fingir que no es otro del montón.

Y ahora, un salto al 25 de septiembre. Todo lo que pasó en el medio está almacenado todavía no sólo en el recuerdo, sino en varias memorias. Entonces no necesito describirlo porque ahí está. Desde agosto hasta algo de octubre, si no recuerdo mal. Como otro pésimo recuerdo entre esas mismas fechas pero años atrás. Para mostrar que los patrones existen, y son tan pobres y tan usados que uno siempre tiene que terminar sorprendido, un poco avergonzado, como si el problema fuera de uno; y bueno, el que lo sufre termina siendo parte del problema, claro. Por eso dedico tanto tiempo rememorando de esta forma. No porque quiera “guardar” un recuerdo, sino porque quiero tener claro lo que pasó. Eso.

La noche del 25 de septiembre de 2022 alguien se dispuso a cumplir una cita. A la que habría podido simplemente negarse. Pero no. Y como la primera primerísima vez, era todo mi responsabilidad; de no habérseme ocurrido que era buena idea confiar en señales de extraños, nadie habría tenido ni siquiera la oportunidad de intentar algo así; todo un teatro que de todas maneras te salió muy bien para las escasas horas para perpetrarlo… O sos un maestro en el engaño, o -y para mí es lo más probable, lo único con sentido en tu caso- lo has hecho tantas veces y estás tan acostumbrado que sólo era cuestión de acomodar un poco las cosas, hacer como si no supieras y como si fuera todo mi idea. Muy fácil. Lo único con lo que no podías contar era con que yo tuviera tan poca vergüenza como para confiar y para poder seguir diciendo lo que digo, como ahora, sin importar el lugar de la estupidez destinado a las personas que pensamos que el afecto de un extraño puede ser real. Yo había desistido varias veces, varias veces claudicado para en unas horas volver a intentar, a través de infiernos de cambios en el sueño e intermitencia de mensajes que para esa fecha todavía no comprendía que eran parte del esquema manipulador y maligno destinado a crear una dependencia artificial, una ansiedad que ponía como único horizonte la idealización de una imagen más que de una persona. Finalmente, como seguramente habrás sabido que había que hacer, contestaste a tiempo como casi nunca, un último mensaje desesperanzado… Y toda la fantasía se rearmó de entre las cenizas de variados incendios a lo largo de un mes muy agotador, principalmente porque era el mes en que debía tomar decisiones complicadas respecto a mi vida para ese final de año, sobre la carrera y sobre situaciones personales. En medio de esas situaciones personales terminaste estando vos, sin mucha explicación pero con toda la fuerza de la disonancia cognitiva y la amnesia perversa que me habían generado tus intrusiones/desapariciones continuas. Porque, y eso nunca dejaré de repetirlo, así el error de intentar acercarme haya terminado siendo mío, fuíste vos, desde el principio. Yo no te pedí ni esperaba de vos mensajes ni explicaciones, convicciones raras sobre lo que mis historias estarían tratando de decirte (nunca intenté decirte nada con ninguna, ni con esa a la que respondiste). Pero lo hiciste, me respondiste como asumiendo que había algo qué explicar, algo de qué estar convencido, como para usar insistentemente de ahí en adelante un”nosotros” descolocador y enredos al mismo tiempo que te tomabas a pecho enviar largos y complicados palabreríos y sabías bien cómo dejar eso en la nada con silencios que se rompían a horas inapropiadas, que con el tiempo terminaba siendo yo la que buscaba romper con algo de angustia y casi desesperación. Para conducir a la creencia de que era algo que yo necesitaba, que quería genuinamente de vos. Y no una trama urdida por una sola persona, un perpetrador con el más patético, el más pobre de los fines. El que lleva a alguien a desaparecer estando ahí.

Al fin contestaste con la constancia que no tuviste ninguno de los días en que quisiste hablar conmigo. Mensaje a mensaje, cortos y no tan crípticos como todo ese tiempo, me afirmabas en la confianza de que íbamos a vernos, y que era algo querido por ambos. Yo nunca tuve mucha idea de por qué quise eso, y no me avergüenza decirlo, no creo que esas cosas necesitan tener idea, sino muchas ganas, mucha intención. De eso, de la experiencia, del contacto, de responder a un deseo. El crimen que vos perpetraste se resume en ser capaz de hacer un espejo deformado del deseo para darte a vos algo que nunca terminas de encontrar en nadie, recurriendo al fraude, al engaño de decir que era tuyo también. Y de creerte en el camino que mis razones podían ser como las de cualquier otrx al que hayas timado en tu al parecer larga carrera en eso de fingir. Igual cuando al fin llegué y acordamos el lugar y salí a tu encuentro, después de tanto tiempo de no pisar Bogotá, verte fue una de esas cosas que debían haber sido suficientes para retroceder. Simplemente cuando te vi otra vez me pasó como con tus fotos, tu perfil, no reconocí la persona que estaba viendo; y desde ese momento pensé que no me iba a ir porque igual había sido mi idea, pero que lo más seguro es que no íbamos a poder “conectar”. No podría explicar y cualquier explicación puede incluso sentirse un poco denigrante, pero el caso es que igual vos demostraste que esa denigración mental siempre viene como espejo también; lo que sentí de repente era lo poco que era esto en el fondo de tu corazón, no del mío; igual me sentí culpable de verte y sentir que no me agradabas como antes, que algo había que no correspondía a la persona que creí haber conocido, que había algo disminuído, algo faltante… Había podido verte un instante al descuido y adivinar todo lo que pasaba de verdad con vos; incluso cuando me acerqué e inocentemente afané el abrazo -la supuesta promesa- me hizo sentir muy rara y decidida a no intentar nada más esa actitud hermética y paralizada, que sin rechazarme me estaba diciendo que no había en realidad esa cercanía, que esto era más bien como un raro simulacro de algo… Que de todas maneras había ido a experimentar hasta las ultimas consecuencias, lo que me mantuvo ahí aunque ese justo momento debió haber sido suficiente para que del saludo pasáramos al adiós.

¿Y por qué no le hice caso a mi intuición, o lo que sea que me decía a gritos todo lo que estaba mal, incluyéndote a vos mismo? Esa es la pregunta que no tengo que contestar. Porque en todo caso, vos siempre pudiste -vos eras el que no estaba sintiendo nada, el que lo estaba fingiendo todo- aclarar las cosas. Era tu responsabilidad. La mía estaba cumpliéndose a cabalidad, “cuidando” tus sentimientos, haciéndome emocionalmente responsable de vos, de haberte hecho ir hasta allí, llegar a ese momento, por lo que sabía que escucharme honestamente solo a mí misma habría sido una violencia contra todo tu esfuerzo. Ahora estoy segura que no voy a volver a caer en esa trampa que nos ponemos cuando nos hacemos responsables más allá de lo que nos corresponde. Si te parecía demasiado un abrazo en ese momento, ¿qué más tenía que esperar yo? Pero me apuré a darme yo misma explicaciones, a decirme que podías estar nervioso, incluso un poco molesto por la espera, que de todas maneras ya sabía yo hace años que eras raro… Y que a fin de cuentas yo he sido rara también, toda mi vida. Hasta se alcanzó a asomar por ahí una esquiva sospecha de que podías estar vengándote de la forma en que dejé de hablarte hace años, cosa que solo ahora pude comprobar que tampoco había sido tan así. Siempre fuiste vos. No voy a dejar de repetirlo. Ya debía haber sido suficientemente raro que hayas empezado a seguirme después de tantos años, que hayas esperado todavía algo más para hablarme meses después, que estuvieras tan seguro de cosas que fueron apareciendo de a poco en la conversa tanto de chat como en la que tuvimos esa noche… Pero no, no me pareció nada raro, porque me parecía más sencillo pensar que vos eras raro, y ya; y claro yo… Después de que te quedaste tenso e inexpresivo con el saludo igual yo creí estar lo suficientemente relajada, con ese alivio extraño de siempre, como para simplemente entenderte y sonreir, viendo que en un rato te cambió la cara y aunque no me miraste directamente y seguías esquivando algo invisible pero muy presente ya empezaban a salir las palabras, esas que me dieron tanta seguridad de que al final eras vos, la persona que había empezado a conocer hace tanto rato, y hace tan poco de nuevo. Y mientras oscurecía y empezábamos a compartir un poco como en mensajes se hacía todo más verosímil, ya no eras vos como te recordaba ni como no te recordé sino una persona real, que me hacía sentir una extraña seguridad; no sé si enrealidad hayas sido vos o mi convicción plena de que era algo que tenía que vivir, estar ahí después de tantas y tantas palabras que con todo el sinsentido que representaban me habían guiado hasta eso, hasta una rara convicción de una nada muy bien afectada de promesas yternuras vagas pero que había podido sentir no sólo en mi mente sino también en mi cuerpo. Una necesidad. Que no veía tan clara en vos, pero eso no me importaba; confiaba en la supuesta capacidad de la edad que creo que me dijiste que tenías de asumir una responsabilidad emocional de una índole distinta al compromiso, cosa que nunca se asomó en las conversaciones para mi alivio, pero responsabilidad igual. Porque ¿qué sentido tiene armar algo distinto con alguien si existen las palabras y las condiciones para pedir claramente lo otro, lo que se supone pero igual se puede y se debe decir claramente? Sólo un instinto de defraudamiento puede implicar tanta incapacidad, o al menos es como yo lo veo. Mientras hablábamos y empezaba a decirte las cosas con más soltura y confianza para mí estaba claro que esa primera rara impresión había sido solo producto del momento, incómodo para cualquiera, de encontrarse como dos extraños, y aunque nunca volviste a ser la persona que creía haber conocido esta otra persona, distinta también a la que hablaba conmigo en el chat, demostraba también mucha más confianza y ganas de estar ahí, en ese momento, compartiendo cosas muy simples pero para mí muy significativas. Unas horas que con aprecio me regalaba que podrían ser de su descanso, después de horas de trabajo, sin expectativas mayores a vivirlas y que fueron pasando antes de que viajara… Ese otro pensamiento que me asaltaba, un poco de injusticia, fue disparador de mi confusión más adelante.

Tenía todo que agradecerle, en fin. Estaba ahí, conmigo, cumpliendo una petición mía, sabiendo que en horas ya no iba a estar y no le había ofrecido nada a cambio. Era toda yo, pero eso no era ningún ofrecimiento. Eso es de suponerse en una película o una novela, no en la realidad. Eso no pasa. Tanto así que aunque no era lo que esperaba, cuando creí que estaba pasando me parecía un sueño, guardando las proporciones de lo que de un sueño se puede querer y esperar (la persona perfecta, el momento perfecto). Yo nunca he querido ni esperado eso, pero tampoco soy una persona conforme; cuando agradezco es porque genuinamente aprecio lo que creo que estoy recibiendo, lo atesoro. Yo estaba atesorando desde antes de que acabara, todo eso con usted (te he estado diciendo como nunca te dije, vos, pero ahora que tengo un único lindo recuerdo de eso, como algo cierto en algún punto ahora inidentificable, irrecuperable pero cierto, recordé cómo habré repetido muchas veces ese “usted” de todos los mensajes y mis palabras ese día). Necesitaba comer y descansar pero no quería perder ningún instante que compartíamos, y me alegró ver que podíamos hacer esas cosas sin mucho problema y entre risas; había pequeñas incomodidades de la falta de costumbre, las diferencias, pero en general fue bonito compartir cosas tan simples pero tan sagradas como una comida, una conversación… Que entre chistes sobre jergas regionales y preocupaciones familiares se fue poniendo a ratos muy profunda, casi melancólica, hasta tocar puntos en que ya no era posible seguir adelante, cuando resonaron -y todavía resuenan en mi cabeza- afirmaciones sobre tristezas y frustraciones personales o de parientes muy cercanos. No me olvidaré de cuánto me gustó que le hiciera tanta gracia eso del “chiflete”, cuánto se le pudo sacar a esa vista yerma y vacía que teníamos en ese balcón de Galerías hasta que precisamente el chiflete nos obligó a movernos de ahí. Entre cosas sueltas pensaba con preocupación en su afán por cigarrillos y en cómo parecía siempre intranquilo y se le borraba la risa muy rápido mirando al vacío o a algo inexistente, en cómo apenas hablamos de dónde ir lo primero que se le ocurrió fue sugerir cervezas cuando ese nunca ha sido un plan para mí. Minucias, teniendo en cuenta mi inexperiencia y lo poco que nos conocíamos en realidad. Y de todas maneras hasta ese punto todo había sido completa sinceridad, usted ya había mostrado esa parte suya nocturna y borracha que me causó entre aprehensión y finalmente cosquillas el día en que interpretó que yo esperaba una llamada suya. Y pasamos al usted, inevitablemente en este punto. Así como se le mezclaba también en sus mensajes con el tú, el propio de su trato. Fue linda y amena toda la interacción con la pizza, con el chiflete, con las cuestiones familiares… Dijo mucho pero no demasiado, acallando las alertas de”red flags” que por ahí lejanas todavía amenazaban con salir, como en el saludo. Ahora no recuerdo sino las generalidades de la conversa más íntima sobre la familia, no recuerdo casi nada de lo que dije de la mía aparte de “complicada” y anécdotas sueltas que venían al caso, pero usted sí que mencionó claramente un par de cosas que me dejaron pensando, una en particular que todavía resuena en mi cabeza “mi hermana, pobrecita” sin conclusión ni explicación posterior, en medio de otras que me hicieron pensar que había una relación no muy buena con la madre y que el padre era casi digno de compasión, con todo y que veladamente cargaría con todas las culpas de lo que haya sido que provocara que la familia ya no fuera lo que una vez. Esa frase de la hermana todavía me causa escozor, sobre todo a la luz de lo que vino después, si no por la tremenda paranoia que todavía me despierta, sí y muy definitivamente porque me causa una atroz curiosidad ¿cómo puedes pensar con lástima sobre tu hermana y disociar tanto de la realidad como para tratar como ahora sé que tratas a cualquier mujer?

Finalmente contando la historia de tu familia, muy malignamente me estabas narrando casi paso a paso lo que irremediablemente iba a pasar con vos y cualquiera que se te apareciera en el camino. Tuve yo esa infame suerte. Ya la había esquivado un día pero no, al fin todavía quedaba la revancha, toda tuya, por supuesto. ¿Hiciste esto después de ocho años sólo porque pensabas que yo, que cualquier mujer que se va te debe algo? Yo no sé cómo alguien puede tener tanto tiempo como para ocuparse de arruinar a otros antes que preocuparse de su propia vida. Y quise creer que podía ser alguna adicción, a las drogas, ahora al alcohol, y todavía hasta ese punto creí que yo podía ayudarte, o simplemente quererte, tan simple como que se presentaba esa oportunidad; nada más que eso. Para mí no consiste en mucho más que eso, y me parece justo, suficiente. Y por eso esperando tan poco, espero. Porque no tendría que ser menos que eso. Hubo amargura en tus palabras sobre tu papá, tu mamá, tu hermana. Y luego el refugio light de decir alguna tontería para volver a insistir en salir y tomar algo. Ya afuera el frío y la oscuridad me fueron acercando más a vos, y no tenía razón para desconfiar, sino todo lo contrario. Sabía que a esas alturas era mejor confiar, y me daba más confianza ver que aparentemente era algo orgánico, no forzado. Que sentía, sinceramente sentía que estaba en buenas manos con vos. Que aunque no exagerabas la cercanía estabas presto a cuidarme, al menos por ese momento en que estábamos los dos. Y volvimos al lugar del que hice que nos fuéramos antes de entrar a Galerías. Y me sentí idiota y un poco avergonzada y abrumada de estar ahí bebiendo sin beber mucho, mientras la chica nos miraba con cara de pocos amigos aunque nos atendió con toda amabilidad. De las risas que casi me hacen escupir esa bebida desagradable que nunca he podido tomar con satisfacción, pero que acepté por la “ocasión especial”… Me volvió a preocupar que parecía que vos habrías querido beber más y que entre más bebías más se perdía esa mirada que en fin nunca apareció, y que yo esperaba. Pero me pareció que las palabras la estaban remplazando suficientemente bien, y me dejé llevar por ellas, las que me habían llevado hasta ahí. Me acuerdo que por un rato en la última bebida en ese lugar después de mentar los artistas y sus triquiñuelas y las de los museos, y despotricar de las instituciones y soltar otras cuantas amarguras cobijadas en chistes menos efectivos, te quedé mirando por un buen rato con intensidad, mientras vos mirabas otra vez a ese punto perdido… Como bajándome los humos yo misma de que en algún momento haya habido un real interés, al menos no en mí. En ese punto yo estaba existiendo ya sólo dentro de la confusión alentada un poco por lo mala que soy para beber, lo frustrante que era conocer a alguien de esa manera furtiva en que siempre me había tocado, porque al final yo nunca fui de ese lugar, ninguno de los que habité por ratos largos o cortos, y al final nadie que me haya buscado estaba buscándome a mí en realidad. La confusión pronto se volvió una necesidad de ser mirada, de que todo ese cuidado y ese interés supuesto de las palabras se volcara todo en mí pero en serio, en una mirada, en una curiosidad más allá de lo circunstancial, de pronto en una confesión… Porque en el fondo, aunque fui yo la que lo propuse y nunca habría pasado lo mismo de otra manera, el que me condujo a todo esto fuiste siempre vos. Yo quería saber, y no con más palabras sino con un gesto certero, por qué estábamos los dos ahí. Por qué. Solo eso.

Pero nos fuimos de ese lugar y ese habría sido otra vez el final de la velada, amable e ingrata al mismo tiempo, si no hubiera sido porque alguien en repentina estrategia de mercadeo salió detrás nuestro para insistir en que entráramos a otro bar. Yo estaba entre mareada y tranquila, todavía preocupada de todas maneras porque no quería pasar por ese martirio de obligar a alguien a gastar más dinero del que tiene. Y porque nunca me han gustado los bares y menos beber, pero igual y al parecer era lo poco que había por hacer en ese día, tan domingo y tan solo, tan hueco y tan frío de Bogotá. Y sólo por darle otro chance a la suerte de enterarme de ese por qué tan esquivo, que incluso podría probarse inexistente muy para despecho de cualquiera –lo que terminaría por pasar, supongo- nos miramos y entre risas flojas de cerveza aceptamos entrar, con el cuidado de pedir cualquier cosa para no causar incomodidad aquí, allá. No sabía que el ingreso a ese lugar me iba a poner y a borrar con la misma intensidad la tal sonrisa. Habían pasado un buen par de horas y ahí estaba yo, completamente en las manos de un completo extraño, en el que había depositado no sólo toda mi confianza, sino mis raros afectos de ese momento tan crucial de mi vida, mi partida.

165b. (front teeth) chopped



m4quilo

Mi mamá y Vega, la protagonista del cuento : )
152 sem
OCTUBRE 14, 2019
OCTUBRE 26, 2019
OCTUBRE 26, 2019
OCTUBRE 29, 2019

m4quilo

Feria Licenar, grupo de Astronomía.
Alisson y José explicando el cielo nocturno.
150 sem



m4quilo

Fernando explicando cómo funciona el Espacio-Tiempo. Licenar, viernes 25 de octubre.
150 sem



m4quilo

José a cargo de la cámara oscura. Licenar, 25 de octubre de 2019.
150 sem
NOVIEMBRE 1, 2019

m4quilo

pinhole.
150 sem Ver traducción
NOVIEMBRE 3, 2019

m4quilo

Cuadrando la distancia…
150 sem
NOVIEMBRE 3, 2019

m4quilo

El vigilante de la entrada del aula
Astrolicenar
149 sem



m4quilo

Una foto tomada por los chicos del grupo 😀 !!!
Grados 6-7 y 8 Licenar.
149 sem
NOVIEMBRE 4, 2019

m4quilo

Mi grupo estrella finalizando su misión. Astrolicenar, 25 de octubre.
149 sem
NOVIEMBRE 6, 2019

m4quilo

¡Feliz con mis queridos niños del semillero Astrolicenar!
149 sem



165a. front teeth (chopped)


m4quilo

#urcunina #salmos #escritura
157 sem


m4quilo

Urcunina. Achiote, recortes y temple sobre lienzo en madera. Agosto 2019
157 sem

m4quilo

¡Con mi bellísima madre al fin! Un día bastante feliz 😀
Septiembre 13 de 2017… Creo que era miércoles.
157 sem
SEPTIEMBRE 13, 2019

m4quilo

13/09/2017
157 sem
SEPTIEMBRE 13, 2019

m4quilo

Negativo demolición de Arquitectura.
Not being a photographer, and having refused to use the camera for years, it was a big challenge for me to undertake all the mechanic and chemical processess, and the dialectical fact of analog photography.
#unal #fotografiaanalogica #analogphotography #negative
156 sem Ver traducción
SEPTIEMBRE 22, 2019

m4quilo

https://m4quilo.wixsite.com/monicaq/post/sostengo-esas-piedras
Tus ojos me caen encima como unas dulces piedras. Los míos, supongo, te atravesaron, alguna vez. Es una tormenta. El arte no es el escampadero. Nos mojamos con constancia. Escapando pretextualmente, de cualquier cosa. Del aire; de la altura; de la entrega. De los gases lacrimógenos, ignorados. Del chorro enorme que suelta la tanqueta en la salida de la 45. Que veo con un ánimo enajenado, un poco, curioso, aletargado… Lo absurdo. Sostengo esas piedras.
#circus #circo #parquesimonbolivar #analogphotography #fotoanalogica
155 sem



m4quilo

Stranger.
153 sem
OCTUBRE 9, 2019

m4quilo

Stranger.
153 sem
OCTUBRE 9, 2019

m4quilo

Los murciélagos son tétricos, dan miedo y terror, y nunca están limpios…
https://www.behance.net/gallery/78554465/Bocetos-en-tinta-y-aguadas-Manizales
153 sem
OCTUBRE 10, 2019

m4quilo

September thought that she’d remembered they don’t teach humility…+
https://www.behance.net/gallery/79414191/Sobre-Revistas-y-Letras-INKED
153 semVer traducción
OCTUBRE 10, 2019

m4quilo

History tends to fade / by blowing up monuments / we tend to stay / by blowing up monuments / Assume, in Memory I mean / so Memory tends to blow up people / as a vengeance / for Real History can not be / it wouldn’t be properly romantic
#inkorregible
La Historia tiende a desvanecerse / volando monumentos / Nosotros tendemos a permanecer / volando monumentos / Es de asumir, en la Memoria, quiero decir / De tal modo que la Memoria tiende a volar gente / en venganza / Pues la Historia Real no puede ser / no sería debidamente romántico.
153 sem
OCTUBRE 10, 2019

m4quilo

Mirror mirror
153 semVer traducción
OCTUBRE 11, 2019

m4quilo

mirroring
153 sem Ver traducción
OCTUBRE 11, 2019

m4quilo

Mejor no hablar de ciertas cosas.
#sumo
153 sem
OCTUBRE 12, 2019

m4quilo

#painting
153 sem Ver traducción
OCTUBRE 13, 2019

m4quilo

Proyecto con mis hermanas y los perrudos, que esperamos publicar pronto.
https://www.behance.net/gallery/76987281/INVIVISIONES-Ilustracion
153 sem

165. front teeth chopped

Dreamhawk.com discussion forum – Dreams, health, yoga, body,
mind & spirit

Dreams => Dream Interpretation => Topic started by: Monica on December 09, 2017, 08:50:29
PM


Title: front teeth chopped
Post by: Monica on December 09, 2017, 08:50:29 PM

Hi!


I’ve been reading about the meaning of teeth in dreams, but this one is particularly
confusing to me because the dream doesn’t offer any clear information I could recall besides
the image of myself looking in a mirror at my teeth, noticing that one in the front (I think
it’s the left one) is like splitting so I see little pieces of it falling, almost in a close up. I fear
of touching it because it looks very fragile, and of course I think of decay and think I tell to
someone there (maybe one of my sisters or mom) that it’s terrible, ageing that way! I don’t
see anything but the mirror and talk about it shocked and in an excited way, as if it was
“proving” something. I think it’s because it’s not the first time I’ve dreamt this, maybe a few
weeks ago and it was almost the same. I remember it because I woke up and went to the
bathroom to check if my teeth were o.k. In the dream the tooth doesn’t hurt, is not rotting
and doesn’t look bad, just extremely fragile and broken in the inside part of it, while the
other look healthy and normal. I see that the crumbling part looks like a yellowish material,
like some resin, almost containing bits of particles trapped in it. I don’t fear losing the tooth,
but how fragile it looks.


I’d really appreciate if I can get some help with it!


Title: Re: front teeth chopped
Post by: Tony Crisp on December 10, 2017, 12:27:50 PM


Monica – It is the feelings in your dream that are important and help create the images we
use in our dreams.


In our waking life a feeling slips by hardly noticed, but reaches our inner life like a bombshell
causing such worrying dreams. Here is an example of it I dreamt in December 1966.


Example: I looked around for a stone to throw into the water for my dog Tramp to swim
after, but could only find a tiny piece of bark. I threw it in, wondering in fact, whether Tramp
would follow it – he leapt in. When the bark hit the water it looked as if the water had been
hit by a bomb. The exploded impact area then turned into a whirlpool. Tramp was dragged
beneath the surface by the current.


Your fear is I guess about ageing, but we often take it to mean we will lose our youthful
looks, and maybe our teeth. But underneath all those feelings about our personality lies the
fear of death.


Each of us are immersed in a ‘river’ of constant change. If you think about it you have been
carried, pushed, impelled by this current as you were moved through babyhood, childhood,
teenage and adulthood. And as we passed through these changes we died to our old self in
order to change to the new. It is the current of Life. This current then carries us on through
old age and through the gates of death. All the time we are faced by decisions, and each
decision directs us on a different path, helping to create our future. And this is a force of
growth and change; and is fought like hell by many as we are afraid of such changes,
especially getting old and facing death.

Print Page – front teeth chopped https://dreamhawk.com/forums/index.php?action=printpage;topic=4501.0
1

I don’t know if what I want to say makes any difference to you, but personally I see the best
way is to actually look in the mirror while awake and say to yourself, “Okay, I will get old
and lose my good looks and maybe some teeth. That is what comes from living in a body
that constantly changes and ages from the moment of birth. That is awful only if you are
convinced that you are only your body. If that is so, take time to realise that you are the
miracle of Life – the latest version of an ancient process. None of us was made from scratch.
Every human being develops from the fusion of two cells, an egg and a sperm, that are the
descendants of other cells. The lineage of cells that joins one generation to the next — called
the germline — is, in a sense, immortal.”


Sentience, awareness, consciousness is, as I see it, the very basis of being. The body is like
a mushroom, which has been pushed up from a massive mycelium, a mass of threadlike
growth underground. A 2,400-acre [970-hectare] site in eastern Oregon had a contiguous
growth of mycelium before logging roads cut through it. Estimated at 1,665 football fields in
size and 2,200 years old. The mycelium puts up a mushroom or toadstool to procreate. So it
is a good analogy of human life which extrudes a body to procreate and to gather the
experience we can only get through bodily life – and especially to experience limitations and
its lessons and thereby develop and explore our massive potential. See
http://dreamhawk.com/inner-life/jesse-watkins-experience-of-enlightenment/


This Sentient self defines its own realm by feeding upon the higher experiences and
realisations of the personality, through repeated earth lives. These past lives are not
remembered easily because the new person that developed in the new body had no past
connections because it has a new brain. The soul or personality is built from the local
memories stored in the new brain. So memories of the past can only be attained by a deep
awareness of the spirit. See http://dreamhawk.com/approaches-to-being/opening-to-life/


Tony


Powered by SMF 2.0.15 | SMF © 2006-2011, Simple Machines LLC


Print Page – front teeth chopped https://dreamhawk.com/forums/index.php?action=printpage;topic=4501.0
2

*
Esta convergencia de sentimiento está en la raiz de la intensa respuesta o carga emocional que es creada cuando encuentras a tu Sombra en otro. Entender a la Sombra es central para tu empoderamiento y bienestar. Cuando puedes entender y trascender el displacer inicial que surge en este tipo de encuentro, eres capaz de acceder a la verdad de lo que fallas en reconocer interiormente.
Mientras Freud lo insinuó, Jung fue el pionero del estudio de la Sombra y se refirió a ésta como los aspectos reprimidos y no desarrollados de la personalidad. Sus ideas divergentes crearon un cisma entre ellos, demostrando el enorme poder que la Sombra tiene sobre nosotros en nuestras relaciones. Aunque ambos exploraron el inconsciente para entender la represión, sus experiencias personales los llevaron a describir su contenido de manera diferente. Donde Freud proyectó su frustración sexual en sus interpretaciones, Jung vino a proyectar su fuerte necesidad de libertad espiritual. En su encuentro, Freud puede haber sido amenazado por el sentido de libertad y unidad de Jung, mientras que a Jung le crisparía la idea de un sistema tan limitado de interpretación.
Tony Crisp, Dreamhawk.com

*

165. [SPA] diente del frente partido

Dreamhawk.com discussion forum – Dreams, health, yoga, body,
mind & spirit

Dreams => Dream Interpretation => Topic started by: Monica on December 09, 2017, 08:50:29
PM


Título: front teeth chopped
Post por: Monica en December 09, 2017, 08:50:29 PM

¡Hola!


He estado leyendo sobre el significado de los dientes en los sueños, pero este es particularmente
confuso para mí porque el sueño no ofrece ninguna información clara que pueda recordar además
de la imagen de mí misma viendo mis dientes en un espejo, notando que uno en el frente (creo
que es el izquierdo) está como partiéndose de manera que veo pequeñas piezas de éste cayendo,
casi como en un plano cercano. Temo tocarlo porque se ve muy frágil, y por supuesto pienso en
el deterioro y creo decirle a alguien ahí (quizá una de mis hermanas o mi mamá) que es terrible,
¡envejecer de esa manera! no veo nada sino el espejo y hablo sobre esto de manera conmocionada
y agitada, como si estuviera “probando” algo. “proving” Pienso que es porque no es la primera vez
que he soñado esto, tal vez hace unas pocas semanas y fue casi lo mismo. Lo recuerdo porque
desperté y fuí al baño para revisar si mis dientes estaban bien. En el sueño el diente no duele,
no está picado y no se ve mal, solo extremadamente frágil y roto en su parte interna, mientras los
otros se ven saludables y normales. Veo que la parte resquebrajada se ve como un material
amarillento, como una resina, casi conteniendo fragmentos de partículas atrapadas en ella. No temo
perder el diente, sino cuán frágil se ve.


¡Agradecería mucho si puedo recibir alguna ayuda sobre esto!


Título: Re: front teeth chopped
Post por: Tony Crisp en December 10, 2017, 12:27:50 PM


Monica – Son los sentimientos en tu sueño los que son importantes y ayudan a crear las imágenes
que usamos en nuestros sueños.


En nuestra vida despierta un sentimiento pasa inadvertido, difícilmente lo notamos, pero alcanza
nuestra vida interior como un explosivo ocasionando sueños tan preocupantes. Aquí hay un ejemplo de esto que soñé en Diciembre de 1966.


Ejemplo: Busqué alrededor una piedra para lanzarla al agua para que mi perro Tramp nadara
tras ella, pero pude solo encontrar una pequeña pieza de corteza. La lancé, -preguntándome de
hecho, si Tramp la seguiría – él saltó. Cuando la corteza tocó el agua se vió como si el agua
hubiera sido golpeada por una bomba. El área de impacto de la explosión se convirtió entonces
en un remolino. Tramp fue arrastrado bajo la superficie por la corriente.


Creo que tu temor es sobre envejecer, pero con frecuencia lo tomamos como que quiere decir
que perderemos nuestra apariencia juvenil, y quizá nuestros dientes. Pero debajo de todos esos
sentimientos acerca de nuestra personalidad descansa el temor a la muerte.


Cada uno de nosotros está inmerso en un ‘río’ de cambio constante. Si piensas sobre esto tú has
sido llevada, empujada, impulsada por esta corriente mientras eras conducida a través de la
primera infancia, la niñez, la adolescencia y la adultez. Y mientras atravesamos todos estos
cambios morimos a nuestro antiguo yo para poder cambiar al nuevo. Es la corriente de la Vida.
Esta corriente entonces nos lleva a través de la vejez y a cruzar las puertas de la muerte. Todo el
tiempo somos enfrentados a decisiones, y cada decisión nos dirige por un camino diferente,
ayudando a crear nuestro futuro. Y esta es una fuerza de crecimiento y cambio; y es combatida
con pasión por muchos pues tenemos miedo de tales cambios, especialmente de hacernos viejos y enfrentar la muerte.

Print Page – front teeth chopped https://dreamhawk.com/forums/index.php?action=printpage;topic=4501.0
1

No sé si lo que quiero decir signifique algo para ti, pero personalmente veo que la mejor forma
es realmente ver en el espejo mientras estamos despiertos y decirnos a nosotros mismos, “Está
bien, me haré viejo y perderé mi buen parecer y quizá algunos dientes. Es lo que pasa al vivir en
un cuerpo que cambia constantemente y envejece desde el momento del nacimiento. Eso es
desagradable solo si estás convencido de que eres sólo tu cuerpo. Si es así, tomate tiempo para
darte cuenta que eres el milagro de la Vida – la última versión de un proceso antiguo. Ninguno
de nosotros fue hecho de la nada. Cada ser humano se desarrolla de la fusión de dos células, un
huevo y el esperma, que son descendientes de otras células. El linaje de las células que une una
generación a la siguiente — llamada la línea germinal —es, en cierto sentido, inmortal.”


La sensibilidad, el autoconocimiento, la conciencia son, como yo lo veo, la base misma del ser. El
cuerpo es como una seta, la cual ha sido sacada de un micelio masivo, una masa de crecimiento
hilado de crecimiento bajo suelo. Un emplazamiento de 2,400-acres [970-hectáreas] en el Oregon
Oregon oriental tuvo un crecimiento de micelio contiguo antes de que los caminos forestales lo
atravesaron, estimado en 1,665 en talla y 2,200 años. El micelio sostiene una seta o un hongo para
procrear. Así que es una buena analogía de la vida humana que arroja un cuerpo para procrear y
acumular la experiencia que sólo podemos obtener a través de la vida corporal – y especialmente
experimentar limitaciones y sus lecciones y de aquel modo desarrollarnos y explorar nuestro
enorme potencial. Ver http://dreamhawk.com/inner-life/jesse-watkins-experience-of-enlightenment/


Este yo Sintiente define sus propios dominios al alimentarse de las experiencias y materializaciones
más altas de la personalidad, a través de repetidas vidas en la tierra. Estas vidas pasadas no son
recordadas fácilmente porque la nueva persona que se desarrolló en el nuevo cuerpo no tenía
conexiones porque tiene un nuevo cerebro. El alma o la personalidad es construida de los recuerdos
locales almacenados en el nuevo cerebro. Así que las memorias del pasado sólo pueden ser alcanzadas
por una profunda conciencia del espíritu. See http://dreamhawk.com/approaches-to-being/opening-to-life/


Tony


Powered by SMF 2.0.15 | SMF © 2006-2011, Simple Machines LLC


Print Page – front teeth chopped https://dreamhawk.com/forums/index.php?action=printpage;topic=4501.0
2



m4quilo
Manos de achiote. Agosto 2019.
158 sem
SEPTIEMBRE 6, 2019

m4quilo
https://www.behance.net/gallery/84266563/BANO-DE-PARO-Photo-Development-1-2016-2019

#analogphotography #fotoanalógica #behance
158 sem
SEPTIEMBRE 7, 2019

m4quilo
https://www.behance.net/gallery/84266563/BANO-DE-PARO-Photo-Development-1-2016-2019
#fotoanalogica #analogphotography #behance
158 semVer traducción
SEPTIEMBRE 7, 2019

163.”30(11.22)EnFadeOut”

Correo de Universidad Nacional de ColombiaMonica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>
22 ago 2015, 10:02
para Mónica

42″30(11.22)EnFadeOut”31V
2 mensajes

dom, 23 ago 2015, 9:16

para D

El salón de dibujo y gesto, entregas. Nunca pensé que la broma se tornara en esto, de verdad. Esta vez era ese salón, pero con el brillo del salón de taller, la biblioteca; el brillo que te veo a vos en la cara cuando estás a contraluz. También la sensación espacial; pero bueno, es ese salón, en lugar del otro. Como vos, igual. Es hora de mi entrega. Hay actividad alrededor, como en todas las entregas, pero me centro en lo que está pasando, conmigo, y con V; y en la luz. Talvez es la luz la que me hace pensar que el vestido que llevo es blanco y largo, como una sábana; como si fuera a hacer un performance. Y creo que tengo una cabeza más despejada, con menos pelo del que tengo en estos momentos; y talvez es como si mi cuerpo fuera el de B, en el sueño del camión y de los despojos; más delgado, más largo. Con toda esa solemnidad. Pero bueno, soy yo, en entrega de dibujo, aunque parece entrega de taller. Hay otras personas ahí, compañeros, pero no veo a nadie claramente, aparte de esas curiosas “intromisiones” de los sueños, donde el lugar se delata, sí, es taller, y no el de al lado sino el del otro extremo del hall, la puerta por donde tantas veces espié, entré, la que tantas veces abrí, con su letrero de “biblioteca”, que se transparenta, desde el otro lado… Porque estamos adentro. Pero en medio de los personajes está P., la veo desde atrás, este sueño es particularmente manierista, los personajes son alargados, huesudos e imponentes, hay otras personas pero sólo  me concentro en ella, y cuando sale veo hacia abajo, tiene unos zapatos dorados, de esos bajos y abiertos… La veo sin hacer nunca contacto directo con ella, la veo hablando con los otros, la veo salir a través de esa puerta, y sus zapatos… Y tengo una sensación de desagrado con respecto a ella, y a sus zapatos. No sé lo que pienso, cosas mezcladas, entre su presencia misma, las personas con que habla, cómo la tengo ahí en frente de mí, pero de espaldas.

Después estoy otra vez ahí, en mi entrega, y en algún momento V. está frente a mí, y yo halo sus gafas… Él se aleja, supongo, para devolverlas a su lugar, pero eso no es algo que “visualmente” recuerde; sólo la idea de quitarle las gafas. Deben ser esas, anaranjadas, o más bien nácar, y su bufanda, no la veo pero podría ser una de colores tierra, ladrillo, que va con las gafas. No importa. No sé, ni siquiera en el mismo sueño, por qué intento quitárselas. Es un acto desconectado, o talvez un “inicio”, una llamada de atención, hacia la entrega. La primera vez es sólo una idea, un recuerdo dentro del mismo sueño, y sin ningún orden repito la acción, esta vez sí, más cerca, si se puede enfocar así, de él y del puesto que siempre ocupo, hacia la pared, el extremo derecho; escribiéndolo suena tan radical como todo lo que se desbarata, en ese blanco intensificado del sueño, como para borrar paredes, mesas, evidencias… y que le da un halo a ese medio cuerpo de V. que se me presenta, chaqueta gruesa y café, talvez, y sus gafas, que ahora puedo “ver” cómo intento quitarle, talvez mis manos en ellas, y al llegar a cierta distancia, no tan cerca, talvez el enfoque se aleja un poco, pero yo estoy allá, afuera, actuando eso, y él no sé si otra vez se aleja, de pronto las dos cosas, se aleja e interpone sus manos para evitar que se las quite por completo, y creo que esta vez incluso pregunta, o es mi imaginación de lo que pasa, cuando de vez en cuando me despierto con la música que nunca apagué sino que bajaba a intervalos de volumen para poder dormir, ¿por qué me estás quitando las gafas?… o la exclamación -¡Deja mis gafas quietas! Invento.

Eso está a prueba de recuerdo; uno nunca sabe en realidad lo que le dicen, lo que habrá dicho. Bueno, a veces sí. Como en el sueño en que le decía al físico, en un salón x de francés, mientras recogíamos las cosas para salir, que no era él el que me tenía que invitar un café, sino yo a él, porque “yo siempre pago lo que debo”. Nunca, siempre. Esa es la palabra que tuerce esa certidumbre. Eso fue ya hace dos semanas. El miércoles, talvez; cuando vi al de cine y me acordé del sueño de las monedas con él; esta vez también hubo, monedas. Cuando te empecé a ver a vos, intensamente. Porque un miércoles cualquiera, no pude evitar verte, como por primera vez. Hasta las últimas consecuencias. Como si hubiera querido llegar tan lejos como para meterme, en vos. Ah, los miércoles. Y la semana que pasó, empecé a pagar mi deuda. Estrellas. Desde el sábado. Un lugar, un pretexto; para estar ahí, con vos. Sólo los dos. ¿Qué es lo que te debo? Nos metimos en los ojos, el uno del otro, y no podemos salir. Este miércoles, una silla imposible, una conversación, y las explosiones afuera, contradiciendo el silencio del León allá en frente, que señalas como si fuera alguien, adelantándote a la pregunta tramposa… ¿Estás ahí? Nos esperamos, nos perseguimos, pero todo es una perfecta coincidencia. Nada es un plan, al menos no nuestro. Simplemente una entrega. ¿Qué voy a hacer ahora que esto se está volviendo usado? Hacer que alargues la mano, y ponerte ahí, mi corazón. Y todo lo aplazado. Y preguntar si quieres hacer una cosa loca conmigo. Ir a espiar desde una ventana extraña. Dejarnos de contraluz y mesas de dibujo. Transformar el “donde nadie nos vea”, en uno más perverso. Dejar libre la interpretación, la lectura, el diálogo. Ser dos confabulados en uno. ¿No es eso de lo que se trata, el amor? Una anomalía matemática.

Más bien de lenguaje. No me quiero meter en problemas. Soy buena con los números cuando puedo hacer con ellos como con las palabras, lo que me da la gana, lo que me dicta, el que cree que sabe de eso. Soy muy, muy obediente. Y una buena copista. Sigo. El espejo, es el asunto; siento que vos me lo haces, a mí. Sos un buen copista. Los dos estamos ahí, tomando nota, el uno del otro. No analizando, sólo reflejando. En esa luz intensa del salón, pero habrá que salir… Menos mal todo arrancó, afuera; frente al León. Bajo la luna. Dos perros bajo la luna. Uno amarillo, y uno negro. Y los cuentos, las cartas, indignadas; todo encontró su fin, ahí. Y su principio; un ciclo poderoso, que no te hizo salir corriendo. Sos muy tierno. Debes estar muy loco. Bueno, volvamos, al sueño. Volvamos al salón de dibujo. A mi entrega. Estoy ahora, después del intento fallido de arrebatarle las gafas a V., frente a los fregaderos del salón, pero no son así cerrados y de mediana profundidad como los vemos siempre, todos los días, de pronto los estoy viendo como ellos quieren ser, o quisieron ser esa madrugada, mientras los sueño, así abiertos y largos hasta el piso como una ducha más que un lavadero, con sólo las llaves encima para determinar lo que son, que creo que también llegan más alto de lo habitual, el salón se amplía hacia arriba, la luz derriba las paredes, pero permanece, la sensación de lo circunscrito, por los objetos, las llaves pegadas ahí de esa luminosidad blanca, y yo frente a ellas, no muy lejos, como en la esquina superior, esta es la pared izquierda, de espaldas, envuelta en el blanco y mi cráneo bastante marcado, mi espalda semicubierta, me inclino un poco cerca de una de las dos, tres llaves que veo, y empiezo a escupir… Una saliva espesa, abundante, copiosa, impregnada del intenso rojo de la sangre, pero como una tinta inyectada más que como una parte integrada del escupitajo. No recuerdo esfuerzo alguno para sacar toda esa sustancia espesa que baja desde mi boca sin parar por un largo tiempo, sólo la inclinación desde la cintura hasta mi cabeza, para hacer que caiga en el suelo del lavabo, no veo el piso, sólo la línea que baja ininterrumpida y con volumen cambiante hasta el suelo, como una burbuja hecha piedra. Y la sangre, mucha, el rojo límpido y brillante. No sé si repito la acción una, o más veces. V. está cerca. Es corto el momento, claro y silencioso, y la baba es tan etérea como la luz, aunque pesada hasta que la suelto, en algún instante no registrado en mi recuerdo, para ir a otra acción, sin corte definido, transición. ¿Serían tres las llaves? Ahora puedo estar inventando, pero creo que sí. Tres espacios.

Aparezco entonces, con dos piedras bastante grandes, seguramente una de ellas descansa en una mesa, ah, las mesas de ese salón, todo lo que significan en este enredo de mis inclinaciones, mis afectos; se parecen mucho a la piedrita que está en la libreta que casi pierdo, y que M.V. recogió del salón donde la dejé, abandonada. Pero se ven enormes. No tan pesadas porque esa constitución granulosa de su imagen las aliviana a la vista; ese color gris pero no frío, sino amarillento, les da un aire de simpatía. Las hace algo vivaces, como animalitos sin ojos. No parecen nunca estar observando, pero si parecen llamar al tacto, como la piel amable de una pequeña bestia. No sé si dan voces, o si acaso murmuran… En los sueños eso es lo único que no puedo reconciliar, como en las fotos. No creo haber nunca, físicamente hablando, oído la primera palabra “real”. Nunca, el primer sonido. Sólo una vez, en que soñé que estaba en mi funeral y una música bastante bella y curiosa sonaba, en el teatro del colegio, sin verme pero bien informada de mi muerte por las ceremonias, creo que una melodía de piano, empecé a entrar en vigilia a contratiempo y seguramente por eso el piano resonó, más allá de mi cabeza, mucho más allá de mi memoria, en mis oídos. Y esa fue la última, la primera vez. Definamos esos límites, ahora. Entre lo último y lo primero, todo ha sido silencio muy bien compensado por la magistralidad de los simulacros, el delicado trabajo de la luz en las imágenes, la discreción y atrevimiento tan bien coordinados del montaje… Como una foto.  Como vos, ahora. Me pregunto, ¿Por qué no te vi antes de todo, sino ahora?

¿Cómo? En todo el sueño, en todo caso, no apareces. Me imagino que mi vigilia te metió también, por algún instante. Pero vos llegas a interrumpir un rato la luz perfecta, y a mezclarte con ella, paradójico, en tanta uniforme oscuridad… Ahora entiendo, de pronto, por qué no miras mucho, o no pareces mirar. Porque tus ojos son como las piedras que mencioné hace un momento. Son claro, unas piedras, pero delicadas… Podrían ser grises o negras, pero no. Son dulces, invadidas de un nacarado, como esas gafas de V. La oscuridad se acaba, se condena ahí; talvez también por eso se te escapa a cada rato la sonrisa. Dios. Somos tan parecidos, tan contrastantes. Podemos hablar. Podemos estar callados. Podemos ocupar el mismo lugar, en intervalos. Vos tiendes el hilo desde donde puse el mío, abandonado. Yo tiro las cuerdas desde el techo del que se desprende ese papel enorme de dibujo. Podemos estar cerca, y no invadirnos. Podemos encontrarnos por todos lados sin planearlo, y preguntarnos adelantándonos al otro. Podemos darnos la espalda, la sonrisa, la mirada, y toparnos de frente sin culpa. Podemos perdernos el uno al otro y a consciencia. ¿Podría estarlo imaginando, todo? Imaginándote. Inventando.

Tus ojos me caen encima como unas dulces piedras. Los míos, supongo, te atravesaron, alguna vez. Es una tormenta. El arte no es el escampadero. Nos mojamos con constancia cuando estamos a la par. O eso es lo que siento. Escapando pretextualmente, de cualquier cosa. Del aire; de la altura; de la entrega. De los gases lacrimógenos, ignorados. Del chorro enorme que suelta la tanqueta en la salida de la 45. Que veo con un ánimo enajenado, un poco, curioso, aletargado… Pensando si ya saliste, y por dónde. Si pensarás en lo mismo que yo. En lo tonto y divertido y loco y peligroso que es todo esto. Lo absurdo. Lo perdidos que podemos estar. Sostengo esas piedras. Pero supongo que no las dos al mismo tiempo, y V. señala un –ah, todavía queda algo más- (hablando de que mi entrega aún no ha terminado), y, seguramente ayudada por una mesa, empiezo a envolver, de pie, las piedras en periódico. En algún momento es como si eso dejara de importar, y de suceder, por lo tanto; como si se pudiera dejar así, sin terminar; o incluso como si me diera cuenta al hacerlo que no tiene sentido, y que ya no sé qué más hacer, así que todo debe parar ahí. Una de las piedras queda medio envuelta, y todo se hunde en un remolino, donde quizá me habré despertado, donde hay una transición otra, una disipación, un fundir en negro… Y el sueño se recarga, en connotaciones estrictamente familiares.

Hm. Aún algo olvidado, siempre. Antes de todo el performance. Como anunciando. Creo que esto iba al principio, de todo. Como el preámbulo a la entrega. Aún en medio del blanco. Me veo, hacia abajo, veo mi torso. Está desnudo, por lo menos a nivel del pecho. Esto sí, claramente en primera persona. Veo mi seno izquierdo, mi pezón. No sé en qué ángulo, pero puedo verlo, sin alzarlo de ninguna manera, como si viera desde arriba sobre el pezón, o sea, en vertical desde su centro, en un plano muy cercano, la abertura… Y entonces es como si fuera un hueco profundo pero pequeño, no una rotura mayor que la que tiene, pero sí algo abierta y redonda… Y puedo ver luego, con la imagen volcada, pero otra vez sin cambiar de posición, el seno hacia abajo, pero no colgando sino como un simple flip de la imagen, y un agua muy clara saliendo del pezón. Talvez ni siquiera salía vertical hacia abajo, sino que fluía, no sé, pero era como un hilo muy fino de agua fluyendo, no puedo recordar ni visualizar hacia dónde… Una quietud fuera del flujo.

Y ahora, volviendo, al fade out. Una tercera parte del sueño. La primera habrá sido la del seno, la segunda todo lo que fue la entrega, y ahora, la conclusión. Ya estará avanzada la hora de la madrugada de sueño disparejo e intermitente, pero profundo, en apariencia. En una cafetería. Emulando en la que estuvimos con C., R., y D.,  la noche anterior. Pero las mesas están dispuestas perpendicularmente a la realidad. Como creo que eran antes, cuando vivíamos por ahí con Ch. La iluminación cambia para convertir el lugar en un cuadro expresionista, de colores intensos y figuras aplanadas; verde y rojo, y la luz ausente fuera del color. Es ahora una ausencia. Sólo hay reminiscencias, en vitrinas, ventanas. Brillos sucios y saturados de mesas de cafetería. Verdor amarilloso en las caras, incluso. Estamos mis dos hermanas, y yo, sentadas en una mesa central. Debe haber otra a un costado, y al lado derecho otra. El espacio entre ellas es corto, apenas cabe una persona al pasar. No sé si antes o después llega una pareja de personas más o menos viejas, con aspecto de malandrines, un hombre y una mujer. La mala vida se intensifica en surcos profundos de oscuridad en los rostros, en el ceño, la ropa desaliñada e “inapropiada”. Ella es como una puta vieja, con vestido rojo, y el hombre, que será un acompañante, lleva una gorra y talvez un vestido de cuadros. Nos miran amenazantes, y en algún punto de la historia ella se dirige a mí y me dice agresivamente algo como –Queremos esa mesa-… Y yo siento algo como rabia, y me resisto a ceder, pero las cosas se tornan más oscuras, hay una sensación de peligro, entonces veo a mis hermanas, no sé si hablamos, creo que nos ponemos de pie luego de contestar algo o decir algo entre nosotras, y en ese momento de la entrada de la cafetería surge una figura rauda y tan amenazante como las otras, con una cara feroz, que en un instante se lanza sobre nuestra mesa y se lleva una agenda que al parecer es de mi mamá, de forro rojo. Sale corriendo y creo que nosotras detrás de ella, talvez gritando, hay un policía, pero por alguna extraña razón aunque estamos tras de ella y el policía alcanza a ponérsele en frente ella lo esquiva, es una mujer con harapos, una actitud violenta, y que se lleva esa agenda sin que nadie pueda detenerla. Creo que le reclamo al policía, diciendo que es el colmo que no haya sido capaz de detenerla teniéndola ahí frente a él. El policía es opaco y casi sin rostro.

Al final es como si debiéramos recuperar la libreta pero la mujer ya está lejos de nuestro alcance, se confunde entre el verdor sangroso de esa calle por la que nos conducimos, corriendo, entramos a una especie de túnel muy grande, también de un verde limón, blancuzco de luz en el techo redondeado, que se oscurece al internarse, y dentro algo de la misma desolación, la misma sensación de persecución del momento de la cafetería, pero mucho movimiento, mientras pasamos muy rápido por esos recovecos graciosamente vemos que el lugar no es una vía para carros sino como una entrada muy larga hacia algún lugar, como la vez del circo o del parque de diversiones, hay muchos niños pero en situaciones extrañas, quietos sentados en el piso, como abandonados, aunque muchos están acompañados por adultos… Un paisaje inquietante y frío, lleno de soledad en medio del espacio tan grande y cerrado, que vemos pasando, sin detenernos, y es como si los papeles se invirtieran y ahora no somos nosotras las que perseguimos sino las que huímos, de alguien o algo, que se ha llevado ese objeto que se hace omnipresente en la sensación de la pérdida, o de correr ya sin rumbo, entrando en algo desconocido. Al final siento la sensación de estar a las puertas de la casa de mi abuelo, esa entrada de portón verde, siempre un poco amedrentada por la idea de la noche, y la peligrosidad del barrio… I. está ahí, aparece en algún instante cargando a Evis, pero sólo se atraviesa, no nos detenemos… Hasta atravesar el pasillo estrecho de baldosas verde y amarillo. Pero eso ya no es parte del sueño, sino de la memoria. Como los hilos de luz acuosa que se derraman de todas las aberturas, y de todos los espacios huecos, y las elevaciones, las alturas y abismos, mientras cerramos los ojos.

[ENG.] 163.”30(11.22)InFadeOut”

Correo de Universidad Nacional de ColombiaMonica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>

42″30(11.22)InFadeOut”31V
2 messages

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 23 2015, 9:16
To: D <>

Drawing and gesture classroom, presentations. I never thought the joke could turn to this, truly. This time it was that classroom, but with the glow of worshop classroom, the library; the gleam I see in your face when you are against a backlight. Also the spatial sense; but well, it’s that classroom, instead of the other one. Like you, same. It’s time for my presentation. There’s activity around, like in every presentation, but I focus on what’s happening, between me and V; and on light. Perhaps it’s the light what makes me think the dress I’m wearing is white and long, like a bedsheet; as if I was about to make a performance. And I think I have a clearer head, with less hair than what I have right now; and maybe it’s as if my body was B’s one, in the dream of the truck and the remains; more slender, longer. With all that solemnity. But well, it’s me, in the drawing presentation, though it seems a workshop presentation. There are other people there, schoolmates, but I don’t see anyone clearly, apart from those curious “interferences” of dreams, wwhere the place betrays itself, yes, it’s the workshop, and not the next door one but that one across the other end of the hall, the door from where I peeped so often, I entered, the one I opened so many times, with its “library” sign, that shows through, from the other side… Because we are inside. But among the characters there it’s P., I see her from behind, this dream is particularly mannerist, the characters are elongated, bonny and imposing, there are other people but I focus on her only, and when she comes out I look down, she has golden shoes, those that are low-cut and flat open… I see her not making direct contact with her ever, I see her talking to the others, I see her going out through that door, and her shoes… And I have a feeling of disgust regarding to her, and her shoes. I don’t know what I think, mixed stuff, starting from her very presence, the people she talks to, the way I have her there in front of me, but facing backwards.

Later I’m back there again, in my presentation, and at some point V. is in front of me, and I pull his glasses… He withdraws, I guess, so he can put them on place again, but that’s not something I “visually” recall; just the idea of pulling his glasses off. They must be those ones, the orange-colored, or rather nacre, and his scarf, I don’t see it but it could be one of earth, brick colors, that matches with the glasses. It doesn’t matter. I don’t know, not even in the very dream, why am I trying to take them off from him. It’s a disconnected act, or maybe a “start”, a wake-up call, towards the presentation. The first time it’s only an idea, a memory inside the very dream, and with no order at all I repeat the action, this time yes, closer, if it can be focused that way, of him and the place I always take, to the wall, on the far right; writing it it sounds so radical as everything that falls apart, into that intensified white of the dream, as to erase walls, tables, evidences… and that gives an halo to that half-body of V. that appears before me, a thick and brown jacket, perhaps, and his glasses, that now I can “see” as I try to take them off, maybe my hands on them, and on getting to certain distance, not that close, perhaps the focus moves away a little, but I’m out there, acting on that, and I don’t know if he pulls away again, maybe both things, he moves away and raises his hands to stop me from pulling them off completely, and I think this time he even asks, or it’s my imagination of what’s happening, when I awake by snatches with the music that I never shut but that I turned down on intervals so I could sleep, why are you taking my glasses off?… or the exclamation -Put my glasses down! I invent.

This is memory-proof; in fact one never knows what they’re telling, what they’ll have said. Well, sometimes one does. Like in the dream where I told the physicist, at an x French classroom, while we picked up our stuff to go out, that it wasn’t him the one who had to invite me for a cup of coffee, but rather me to him, because “I always pay up what I owe”. Never, always. That’s the word that twists all that certainty. That was already two weeks ago. On Wednesday, maybe; when I saw the film student and I recalled the dream of the coins with him; this time there also were, coins. When I started to seeing you, intensely. Because a Wednesday like any other, I couldn’t help watching you, like for the first time. To the bitter end. As if I’d wanted to get that far as to get inside, of you. Oh, the Wednesdays. And last week, I started to pay my debt. Stars. Since Saturday. A place, a pretext; to be there, with you. Just the two of us. What is it that I owe you? We got into the eyes, each other’s, and we can’t get out. This Wednesday, an impossible chair, a conversation, and the blasts out there, contradicting the silence of the León over there facing us, that you point to as if it was someone, anticipating the tricky question… Are you there? We wait for each other, we chase each other, but everything is a perfect coincidence. Nothing is a plan, unless not ours. It’s simply a presentation. What am I gonna do now that this is getting worn-out? Making that you stretch out your hand, and putting my heart, there. And all that’s been deferred. And asking you if you want to do a crazy thing with me. Going to spy from a stranger’s window. Coming off backlightings and drawing tables. Transforming the “where nobody sees us”, into a more perverse one. Letting the interpretation, the reading, the dialogue free. Being two confabulated in one. Isn’t that what love is about? A mathematical anomaly.

Rather of language. I don’t want to get into trouble. I’m good with numbers when I can do with them as with words, whatever I please, what it dictates, the one that thinks that knows of it. I’m very, very obedient. And a good copyist. I go on. The mirror, it’s the subject; I think you make it, to me. You are a good copyist. We both are there, taking note, of each other. Not analyzing, just reflecting. In that intense light of the classroom, but we will have to go out… Good thing that everything started outside; in front of the León. Under the moon. Two dogs under the moon. A yellow one, and a black one. And the tales, the indignant cards; everything found its end, there. And its beginning; a powerful cycle, that didn’t make you run away. You are so sweet. You must be very crazy. Well, let’s go back, to the dream. Let’s go back to the drawing classroom. To my presentation. I’m now, after the failed attempt to snatch V’s glasses, facing the classroom’s sinks, but they’re not like enclosed and of medium depth like we see them all the time, every day, suddenly I’m watching them like they want to be, or wanted to be that daybreak, while I dream of them, like open and long to the floor like a shower more than a washing sink, with just the faucets up to determine what they are, that I think also go higher of what’s usual, the classroom widens upwards, the light breaks down the walls, but it remains, the sensation of the circumscribed, by the objects, the taps stuck to that white luminosity, and me facing them, not so far, like at the upper corner, this is the left wall, backwards, shrouded in the white and my skull quite sharp, my back semicovered, I bend a bit near one of the two, three faucets I see, and I start to spit… A thick, abundant, copious spittle, tinged of the intense red of blood, but like an injected ink more than an integrated part of the gob of spit. I don’t remember any effort to get all out of that thinck substance that goes down from my mouth without a stop for a long time, just the tilt from the waist to my head, to make it fall on the washroom floor, I don’t see the floor, just the line that goes down uninterrupted and with changing volume to the ground, like a bubble turned to stone. And the blood, a lot, the limpid and bright red. I don’t know if I repeat the action one, or more times. V. is near. The moment is brief, clear and silent, and the drool is so fey like the light, though heavy until I drop it, at some not recorded instant in my memory, to go to other action, with no defined cut, transition. Would them be three, the taps? Now I can be making up, but I think yes. Three spaces.

I appear then, with two quite large stones, sure enough one of them rests upon a table, oh, the tables of that classroom, all that they mean in this mess of my propensities, my affections; they look quite like the little stone that is into the notebook I almost lost, and that M.V. picked up from the classroom where I left it, forsaken. But they look huge. Not so heavy because that granular constitution of their image ligthens them to the sight; that gray yet not cold color, rather yellowish, gives them an air of sympathy. It makes them somewhat vivacious, like little eyeless animals. They don’t seem to be ever watching, but they do seem to call to touch, like the gentle skin of a small beast. I don’t know if they squeal, or if they rustle at most… In dreams that’s the only thing I can’t reconcile, like in photos. I don’t think I’ve ever, physically speaking, heard the first “real” word. Never, the first sound. Just one time, when I dreamed I was at my funeral and a quite beautiful and curious music played, at the school’s theater, without seeing myself but well informed about my death because of the ceremonies, I think a piano melody, I began to enter wakefulness off beat and surely because of that the piano resounded, beyond my head, far beyond my memory, into my ears. And that was the last, the first time. Let’s define those limits, now. In between the last and the first, everything has been a silence quite well compensated by the mastery of the drills, the delicate work of the light on the images, the so well coordinated discretion and audacity of the montage… Like a photo. Like you, now. I wonder, Why didn’t I see you before all of this, but now?

How? In the whole dream, in any case, you don’t show up. I imagine my wakefulness got you there too, for some instant. But you come to interrupt for a while the perfect light, and to mingle with it, paradoxical, in so much uniform darkness… Now I understand, all of a sudden, why you don’t look much, or you don’t seem to look. Because your eyes are like the stones I mentioned a moment ago. They are, of course, stones, but they are delicate… They could be gray or black, but no. They are sweet, permeated of pearly luster, like those V’s glasses. Darkness comes to an end, it’s condemned there; perhaps because of that you give hint of a smile every so often too. Gosh. We are so alike, so contrasting. We can talk to each other. We can remain quiet. We can take the same place, at intervals. You lay the thread from where I put mine, abandoned. I throw the ropes from the ceiling from where that huge drawing paper drops. We can be close, and not invading one another. We can meet everywhere without planning, and asking ahead of each other. We can give each other the back, the smile, the look, and meet head on no-faul t. We can lose one another and purposefully. Could I be imagining, all of it? Imagining you. Inventing.

Your eyes fall upon me like sweet stones. Mine, I guess, went through you, some time. It’s a storm. Art is not the shelter. We soak with constancy when we are at par. Or that is what I feel. Pretextually escaping, from anything. From the air; from the height; from the presentation. From the tear-gases, ignored. From the huge gush the water cannon vehicle discharges at the 45th exit. That I watch to with an absent mood, a little, peculiar, numb… Thinking if you already went out, and which way. If you’d think the same as me. Of the silly and funny and crazy and dangerous that all of this is. The absurd. How lost we can be. I hold those stones. But I guess not both at the same time, and V. points to an -oh, there’s still something else- (telling that my presentation isn’t finished yet), and, surely aided by a table, I start wrapping, while standing there, the stones with newspaper. At some point it’s as if that stopped to matter, and to happen, therefore; as if it could be left that way, unfinished; or even as if I realized that on making it it makes no sense, and that I don’t know what else to do, so everything must stop there. One of the stones is left half wrapped, and everything sinks into a whirl, where I’d have woken up, where there’s an-other transition, a dissipation, a fade-to-black… And the dream reloads, into strictly familiar connotations.

Hm. Still something forgotten, always. Before the entire performance. Like forerunning. I think this was at the beginning, of everything. Like the preamble to the presentation. Still in the midst of the white. I see myself, looking down, I see my torso. It’s naked, at least at chest level. This indeed, clearly in first person. I see my left breast, my nipple. I don’t know in what angle, but I can see it, not lifting it in any way, as if I was looking down upon the nipple, I mean, vertically from its center, in a very close level, the opening… And then it’s as if it was a deep but rather small hole, not a larger slit than it actually has, but somewhat open and round… And I can see next, with the overturned image, but again without changing position, the breast downwards, yet not hanging but like a simple flip of the image, and a very clear liquid coming out of the nipple. Perhaps it didn’t even come vertically down, but it flowed, I don’t know, but it was like a very thin thread of water flowing, I can’t remember nor visualizing where to… An off-flux stillness.

And now, getting back, to the fadeout. A third part of the dream. The first one would have been the one of the breast, and the second one all that the presentation was, and now, the conclusion. The dead of dawn of the uneven and intermittent -yet deep in appearance- sleep will be already near. At a coffee shop. Emulating the one where we were at with C., R., y D.,  the last night. But the tables are arranged perpendicular to how they are for real. As I think they were before, when we lived near there with Ch. The lighting changes to turn the place into an expressionist painting, of intense colors and flattened figures; green and red, and the light that’s absent oustide the color. It’s an absence now. There are just reminiscences, in shop displays, windows. Dirty and saturated glitters of coffe shop tables. Yellowish greenness in the faces, even. There we are, my two sisters and I, sitting at a central table. There must be another one to the side, and other on the right side. The space in between them is short, there is barely room for one person to walk across. I don’t know if before or after a couple of kind of elder people arrive, they look like scoundrels, a man and a woman. The low-life intensifies in deep furrows of darktness on the faces, the brow, the scruffy and “improper” clothing. She’s like an old whore, in a red dress, and the man, that may be an escort, wears a cap and maybe a checkered suit. They look threateningly at us, and at some point of the story she walks towards me and tells me aggressively something like -We want that table-… And I feel something like rage, and I refuse to give in, but things turn darker, there’s a feeling of danger, then I look at my sisters, I don’t know if we talk, I think we stand up after replying something or saying something to each other, and at that moment from the entrance of the coffee shop it emerges a hasty figure so menacing as the others, with a fierce face, that in an instant dashes against our table and snatches a datebook which apparently belongs to mom, with red lining. She rushes out and I think we do too chasing her, maybe yelling, there’s a policeman there, but for some strange reason though we are behind her and the policeman manages to get in front of her, she dodges him, she’s a woman in rags, and a violent attitude, and that takes with her that datebook without anyone being able to stop her. I think I complain to the policeman, telling it’s the last straw for him not being able to stop her having her right there in front of him. The policeman is dull and almost faceless.

In the end it’s as if we should recover the book but the woman is already far out of reach, she blends with the bloody green of that street we go down, running, we enter a sort of very large tunnel, also of a lemon green, whitish of light at the rounded ceiling, that gets dark as you go into it, and inside some of the same despair, the same feeling of persecution of the moment at the coffe shop, but lots of movement, while we very swiftly pass by those nooks funnily we see that the place is not a lane for cars but something like a very long entrance to somewhere, like the time at the circus or the amusement park, there are lots of children but in strange situations, motionless sitting on the floor, like neglected, though many are there with adults… A disturbing and chilling landscape, full of solitude in the midst of the so large and closed space, that we see as we go by, without stopping, and it’s as if the roles swapped and now we aren’t the ones chasing but the ones running away, from someone or something, that has taken that object that becomes all-pervasive in the feeling of the loss, or of running already aimlessly, entering into something unknown. In the end I feel the sensation of being at the doors of grandpa’s house, that green front door entrance, I’m always a bit daunted by the idea of the night, and the dangers of the neighborhood… I. is there, he shows up at some point carrying Evis in his arms, but he only comes through, we don’t stop… Until we walk past the narrow corridor with green and yellow tiles. But that is no part of the dream no more, but of memory. Like the aqueous light threads that spill out from all the gaps, and from all the hollow spaces, and the elevations, the heights and chasm depths, while we close our eyes.


Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 23 2015, 9:17
To: Mónica Quijano <oa.lamq@gmail.com>
———- Forwarded message ———-
From: Monica Andrea Quijano Lopez<mquijanol@unal.edu.co>
Date: August 23 2015, 9:16
Subject: 42″30(11.22)EnFadeOut”31V
To: D <>
[Quoted text hidden]

162.(sin asunto)2,2

(sin asunto)
2 mensajes

sáb, 22 ago 2015, 21:26
para D

de paranoias y manitas creativas… (————-blank———–) (blank) (blank)

mutual masturbation may

  • be a safe way to explore sexual activity with another person with no risk for pregnancy or STDs (Because partners are not touching each other, there is no risk of infection — and no risk of pregnancy unless semen gets on the vulva.)
  • provide sexual pleasure and intimacy before partners are ready for sex
  • teach people what kind of touch their sex partners like

– See more at: http://www.plannedparenthood.org/learn/sexuality/masturbation#sthash.dYZmpGU6.dpuf

😰
💦
24 ago 2015, 22:10

———- Forwarded message ———-
From: Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>
Date: 2015-08-22 21:26 GMT-05:00
Subject:
To: D <>


sáb, 22 ago 2015, 22:03
para D

para que la termine de ver… (sin distracciones)

lun, 24 ago 2015, 22:10
para Mónica

[TRAD.] 162. (no subject)2,2

(no subject)
2 messages

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 22 2015, 21:26
To: D <>
about paranoia and creative hands… (————-blank———–) (blank) (blank)

mutual masturbation may

* be a safe way to explore sexual activity with another person with no risk for pregnancy or STDs (Because partners are not touching each other, there is no risk of infection — and no risk of pregnancy unless semen gets on the vulva.)
* provide sexual pleasure and intimacy before partners are ready for sex
* teach people what kind of touch their sex partners like

– See more at: http://www.plannedparenthood.org/learn/sexuality/masturbation#sthash.dYZmpGU6.dpuf
😰💦

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 24 2015, 22:10
To: Mónica Quijano <oa.lamq@gmail.com>
[Quoted text hidden]

(no subject)
2 messages

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 22 2015, 22:03
To: D <>
so you can finish watching it… (no distractions)

https://www.youtube.com/watch?v=m5otIKUzMlw

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 24 2015, 22:10
To: Mónica Quijano <oa.lamq@gmail.com>
[Quoted text hidden]

161.”sábado30demayo(aquiénquieroquitarlelasgafas)”

Confieso: Es la primera vez que lo leo. Esto escribió, para taller tiempo -creo recordar-, y luego lo compartió conmigo… Junto con las plagas e historias plagadas de esa nostalgia (envidia) que menciona acá. Y mentiras, y copias.

doxiol.soxlioxo.

41″sábado30demayo(aquiénquieroquitarlelasgafas)”
1 mensaje

sáb, 22 ago 2015, 8:35
para D

por alguna extraña razón, terminamos coincidiendo en muchas cosas… Sobre todo en la relación blanco-fundir en negro…

[ENG.] 161.””sábado30demayo(aquiénquieroquitarlelasgafas)”

I confess: It is the first time I read this. This he wrote, for time’s workshop -I think I recall-, and then he shared it with me… Along with the plagues and stories plagued of that nostalgia (envy) that he mentions here. And lies, copies.

doxiol.soxlioxo.

Correo de Universidad Nacional de ColombiaMonica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>

41″saturdaymay30(whodoIwanttotaketheirglassesoff)”
1 message

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 22 2015, 8:35
To: D <>
for some strange reason, we end up being of the same mind about many things… Notably on the relationship white-fade-to-black…

160. 21agosto

(sin asunto)5 + (sin asunto) 21 ago + (sin asunto)3

“Falleció un 6 de agosto, en brazos de su amada” (que era yo, supuestamente; ya había hecho mención a la muerte de una de sus tantas “personalidades” pero no le hice mucho caso, la verdad).

DSST

(sin asunto)
1 mensaje

vie, 21 ago 2015, 6:54
para D

Correo de Universidad Nacional de ColombiaMonica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>

(sin asunto)
5 mensajes
vie, 21 ago 2015, 6:28
para D

Bueno. Como al fin no supe nada más de usted desde el miércoles a las 10, le escribo primero para preguntarle si quiere venir mañana (sábado) a ayudarme, y para contarle que hoy me voy a ver con ese amigo de principios de la carrera que creo que le conté que se había desaparecido, literalmente hace años, y no sé de dónde salió pero me llamó ayer, y que se llama Daniel. Me pasó algo chistoso y era que de alguna manera le reconocí la voz, pero cuando me dijo Daniel por supuesto provocó un cortocircuito en mi cabeza, porque el único Daniel en el que he estado pensando en todos estos días es usted, además de que ya yo no pensaba en volver a ver a ese man, o al menos no tan de sorpresa. Y pues bueno, no sé, eso es lo que tenía que decirle, lo otro aunque se supone se lo voy a decir, que lo extrañé, que tuve mis charlas de emergencia, que espero que esté bien… Bueno, eso.

vie, 21 ago 2015, 8:52
para mí

Daniel… sí, lo recuerdo vagamente de las conversaciones. Me acuerdo más del protagonista del
libro que leyó cuando era pequeña, jaja. Espero que haya tenido buenas charlas de emergencia;
ya quiero saber qué tipo de cosas les preguntó a sus amigas. Por mi parte tuve que pasar por
un corto interrogatorio de Camilo. Estamos en Pintura y Gesto y apenas me vio me hizo esa cara de
aja! y fue muy gracioso, me sentía muy nervioso, tanto que en un momento pensé que me había
puesto muy muy colorado y le dije que ya no le iba a decir nada más. Y se reía. Y yo me aparte
un poco de allí, hacia un rincón, y me reía como un niño pequeño de mis travesuras.
¿Y usted qué con Mónica? Ayyy sí, amigos, AJá!
Ese Camilo… Bueno, en fin. Respecto al sábado sí, por supuesto. Pero a ayudarla en serio!
Vamos a limpiar y a ordenar. Limpiar y Ordenar.


Por ahora creo que estamos en perfomance de (aguantar). Ya me dirá a qué horas el sábado.
Que tenga un buen día.


Besos.

vie, 21 ago 2015, 9:07
para D

Insisto, este timing nos va a matar. No sé por qué en este momento me dio por
entrar a este correo, ya me estaba alistando para salir porque no sólo tengo la
reunión de la tarde sino que hoy se supone que hay reunión de gallinero
también! y bueno, como le dije, esas cosas no son como para ocultar… Si algo
he aprendido en mi tiempo acá es a leer los gestos de las personas. A veces
como cualquiera me equivoco, asumo cosas, pero no sé, creo que tengo una
buena intuición para eso; y aunado al chisme, pues supongo que es lógico que
Camilo se haya dado cuenta, de cosas… Yo no llego nunca con nadie a ningún
lado, aparte de con Rocío. A veces me encontraba con personas y andábamos
juntos pero no así como con usted. No sé si le incomode esa situación. Hm y
si ya llegaron a la instancia de interrogatorio, ya está grave la cosa, porque a
diferencia de con mis amigas, pues ellas algo, así sea muy poco, saben de la
situación, pero la otra gente sólo puede saber lo que es muy “notorio”… Yo
sigo en la calle encendiéndome así de la nada cuando me acuerdo de cosas, y
me da risa y un poco de pena. Sus travesuras me están revolviendo la ropa y
otras cosas. Creo que tengo un plan para que el desorden no se detenga, pero
sí se controle. Bueno aunque eso es mejor hablarlo. Y sí, claro que ahora sí
necesito ayuda en serio!… Y otras preguntas pendejas. Le quería repetir la
misma que le hice el miércoles en la mañana para asegurarme, lo siento, la
paranoia es una parte de mi transtorno permanente… Pero bueno, es que hay
cosas en las que es mejor estar muy claro, y muy seguro. También le deseo
un buen día, yo espero no correr demasiado y poder dormir bien hoy. Abrazo

21 ago 2015, 9:15
para D
24 ago 2015, 0:34
para Mónica

———- Mensaje reenviado ———-
De: Monica Andrea Quijano Lopez<mquijanol@unal.edu.co>
Fecha: 21 de agosto de 2015, 9:15
Asunto: Re:
Para: D <>


(sin asunto)
3 mensajes

vie, 21 ago 2015, 21:09
para D

¿le parece bien a las 11?

vie, 21 ago 2015, 22:56
para mí

A las 11 estaré allí. : )

lun, 24 ago 2015, 22:07
para Mónica

———- Mensaje reenviado ———-
De: D<>
Fecha: 21 de agosto de 2015, 22:56
Asunto: Re:
Para: Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>

[ENG.] 160. August21

(no subject)
1 message

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 6:54
To: D <>
https://www.youtube.com/watch?v=WJ6uleOyYrc
Correo de Universidad Nacional de ColombiaMonica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>

(no subject)
5 messages

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 6:28
To: D <>
Well. As in the end I didn’t know anything else from you since Wednesday at 10, I write first to ask you if you want to come tomorrow (Saturday) to help out, and to tell you that today I’m gonna meet with that pal of the career’s beginnings that I think I told you had vanished, literally years ago, and I don’t now where did he come from but called me up yesterday, and his name is Daniel. Something funny happened to me and it was that somehow I recognized his voice, but when he told Daniel of course he caused my head to be shorted, because the only Daniel I’ve been thinking of all these days and every day is you, besides that I no longer thought I would see that dude again, or at least not so suddenly. And well then, I don’t know, that is what I had to tell you, the other though it’s understood I’m gonna tell, that I missed you, that I had my emergency talks, that I hope you are fine… Well, that’s it.

D <>August 21 2015, 8:52
To: Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>
Daniel… yes, I vaguely remember him from the conversations. I recall better the main character of the book you read when you were a child, haha. I hope you had good emergency talks; I want to know now what kind of things you asked to your friends. As for me I had to go through a brief questioning by Camilo. We are in Painting and Gesture class and as soon as he saw me he put on that face of aha! and it was very funny, I felt quite nervous, so much that for a moment I thought I had turned so very red and I told him I wasn’t going to tell him anything else. And he was laughing. And I drew a bit apart from there, towards the corner, and I laughed like a little kid about my mischiefs.
And what about you and Mónica? Ohhh yes, friends, Uh-Huh!
That Camilo… Well, anyway. About Saturday yes, of course. But to help you out for real!
We are gonna cleanse and clear up. Cleanse and Clear up.

For now I think we are into (holding on) performance. You’ll tell me what time on Saturday. 
Have a nice day. 

Kisses.
[Quoted text hidden]

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 9:07
To: D <>
I insist, this timing is gonna kill us. I don’t know why this moment I felt
like entering this mail, I was already getting ready to get out because
I have not just the afternoon meeting but today it’s suppossed there’s
chick run meeting too! and well, as I told you, those things can not be
concealed… If I have learned something in my time here is to read
people’s gestures. Sometimes I get them wrong like everybody else, I
take things for granted, but I don’t know, I think I have a good eye for
that; and coupled with gossip, well I guess it’s logical that Camilo has
become aware of, stuff… I don’t get to any place with anyone ever,
apart from Rocío. Sometimes I came on people and we went around
together but not the way I do with you. I don’t now if this situation
bothers you. Hm and if you have already reached the instance of a
questioning, things are getting serious indeed, because different
from my friends, since they know something, even if it’s next to
nothing about the situation, the others can only know what is very
“flagrant”… I keep on blushing in the streets like out of the blue
when I recall things, and it makes me smile and feel a bit
embarrassed. Your naughtiness is turning my clothes and other
things over. I think I have a plan so the mess doesn’t stop, but for it
to be under control. Well though, we better talk about it. And yes,
sure I do need help for real!… And other worthless questions. I
wanted to repeat the same one I asked you Wednesday morning to
make sure, I’m sorry, paranoia is one part of my permanent disorder…
But well, it’s that there are things in which you better be very clear,
and very sure. I do also wish you a fine day, I hope not running
around too much and being able to sleep tight today. Hugs
[Quoted text hidden]

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 9:15
To: D <>
https://www.youtube.com/watch?v=DWACIE1RMks
[Quoted text hidden]

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 24 2015, 0:34
To: Mónica Quijano <oa.lamq@gmail.com>
———- Forwarded message ———-
From: Monica Andrea Quijano Lopez<mquijanol@unal.edu.co>
Date: August 21 2015, 9:15
Subject: Fdd:
To: D <>
[Quoted text hidden]

(no subject)
3 messages

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 21:09
To: D <>
Is 11 o’clock okay for you?

D <>August 21 2015, 22:56
To: Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>
I’ll be there at 11 o’clock. 🙂
[Quoted text hidden]

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 24 2015, 22:07
To: Mónica Quijano <oa.lamq@gmail.com>
———- Forwarded message ———-
From: D<>
Date: August 21 2015, 22:56
Subject: Fdd:
To: Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>
[Quoted text hidden]

Y la próxima semana… Un sueño de platos de pasta (sin cortar), la entrada del comedor de casa y un visitante inesperado.


159″ElhábitodeMonki(únicovaroncito)”

hm but my sanctity consists in not being the one who always keeps on REPEATING IT
[birdie little eyes…]

40″ElhábitodeMonki(únicovaroncito)”28V
1 mensaje

vie, 21 ago 2015, 6:19
para D

Sor
Mónica Andrea
Someone feed the monkey


https://en.wikipedia.org/wiki/Monica_%28given_name%29


lucky brings good fortune. it’s as simple as that, don’t overthink it. skeptics, cynics, and unpublished poets prefer the company of mad dog, who stands by their side on days when the glass definitely seems half empty. that is, on days wich end in ‘y’.
(ozzie. so so happy).
malabarismo de monjas.

[TRN.] 159.”Monki’shabit”(onlybabyboy)”

40″Monki’shabit(onlybabyboy)”28V
1 message

Monica Andrea Quijano Lopez <mquijanol@unal.edu.co>August 21 2015, 6:19
To: D <>
Sister
Mónica Andrea
Alguien alimente al mono

https://en.wikipedia.org/wiki/Monica_%28given_name%29

lucky trae buena suerte. es tan simple como eso, no lo sobreanalices. escépticos, cínicos, y poetas desconocidos prefieren la compañía de mad dog, quien permanece a su lado en días cuando el vaso parece definitivamente medio vació. Esto es, on días que terminan en ‘y’.
(ozzie. so so happy).
nun’s juggling act.